Trasplantes de cabezas

Robert Shaves Ford

En el panteón de los experimentos médicos truculentos pocos igualan a los trasplantes de cabeza. Los experimentos con “animales” han intentado este procedimiento de dos formas: sustituir una cabeza por otra o injertando una segunda cabeza en un “animal mayor”. Hasta ahora esta cirugía ha tenido un éxito relativo sobre todo cuando se ha trasplantado la cabeza de un” animal” en la de otro “animal” más astuto. Pero se está mejorando mucho en cirugía vascular, operaciones de bypass, suturas e injertos de vasos sanguíneos, tanto grandes como microscópicos. Se están produciendo avances similares en la reconstrucción de músculos y vértebras dañadas.

En poco tiempo podremos ver como, por ejemplo, la cabeza de Luis H. es reemplazada por la de Arciniegas, con lo cual Luis H. aprenderá del manejo de contratos, de acueductos, de intrigas y en fin de astucias. Arciniegas enflaquecerá, jugará golf en Santiago de Chile y viajará a Vitoria a ver cómo funciona un acueducto. Claro nunca se les ocurrió ver Empresas Públicas de Medellín, tal vez porque allí no muerden y son ejecutivos.

El nuevo Luis H. con la cabeza trasplantada podrá dedicarse a solucionar el problema del agua de Honda, Líbano y otros municipios del Tolima, Acualterno será su carrilera mientras que Arciniegas, con la cabeza del antiguo Luis H. irá a España y concertará con empresas españolas, sugeridas sin ningún otro ánimo que el de “ayudar a la tierra que me vio nacer” por un “ilustre tolimense”. El “diseño” y operación de todos los anfiteatros que unos “Juegos” Nacionales requieren de los que lo harán, los españolitos “amigos” de cierta modestia o quizás humildad con las instalaciones y entonces no es necesario que gasten tiempo diseñando las graderías,“ nosotros allá nos acomodamos con las metálicas”.

Claro, con este trasplante de cabezas la administración de la ciudad dejara de amodorrarse y Arciniegas sentirá ese letargo, la modorra que ansía hacer pero no sabe cómo, pues el administrar una ciudad no es cosa de improvisar ni se trata con la desavenencia que repetidamente Luis H., antes del cambio de cabeza, tuvo para con la que alguna vez fue su ciudad...

El otro trasplante necesario es el de la encumbrada cabeza, llena de conocimientos del ingeniero Hugo Miguel Ferro Molina, quien trabajó en la Gestora Urbana llenándola de desaciertos, torpezas y ahora como todo buen repitente hace lo mismo en la Remodelación del Panóptico pero con el apoyo incondicional de su antigua compañera y hoy Secretaria de Cultura doña Ángela Viviana Gómez. El trasplante de estas cabezas sería sencillo. Hugo Miguel Ferro, con la cabeza de doña Ángela Viviana Gómez, adquiriría juicio, discernimiento y una mayor avilantes de la que ya tiene y Luis H. le tolera. Por su puesto, no sería lo mismo para doña Ángela a quien le tocaría avenirse a un modesto pasar intelectual, pero económicamente redituable.

El problema mayor con este trasplante es cuando Hugo Miguel Ferro con la cabeza de doña Ángela trate de besar al marido de ella, pero de todos modos estos trasplantes serían un ahorro para la ciudad.

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