El “reverendo” Bush...

Robert Shaves Ford

Las campañas presidenciales de los candidatos republicanos ‘favoritos’ del ‘establishment’ de Estados Unidos comienzan a tener la misma predictibilidad que las elecciones han tenido siempre. Primero, el candidato se presenta como un centrista. Luego una proliferación de candidatos de derecha y ultraderecha le obligan a moverse en esa dirección. Una vez que logra la nominación, gira raudamente al centro.

Jeb Bush, ex gobernador de Florida, hermano e hijo de presidentes y el hombre por el que apuesta el dinero republicano, se lanzó de lleno a la búsqueda de votos. Una encuesta le sitúa último en intención de voto en Iowa, el estado donde empiezan las Primarias en enero de 2016.

Primero, Bush declaró en el Metropolitan Club de Nueva York que, en materia de política exterior, pide consejo a su hermano George W. (que desastre). En realidad, sus declaraciones no están claras porque el evento, como casi todo lo que sucede en el Metropolitan Club, fue a puerta cerrada. Según ‘The Washington Post’, Bush dijo que recurre a su hermano para decidir su línea de actuación en materia de Israel y de Oriente Medio, con lo cual uno puede predecir una nueva guerra por allá y en contra de Alá. De acuerdo a la CNN, el ‘presidenciable’ declaró que su hermano es su asesor en todo lo que tiene que ver con política fuera de Estados Unidos. En cualquier caso, el mensaje es directo: si llega a la Casa Blanca, Jeb no será un ‘blando’ como Obama. Precisamente, su equipo se ha encargado de aclarar que las declaraciones del ‘precandidato’ se produjeron en el contexto de una pregunta sobre un discurso que dio en febrero James Baker en el ‘lobby’ judío de izquierdas y pacifista. El pensamiento de Baker está resumido en una frase que nunca ha confirmado - pero tampoco desmentido -: “Que se jodan los judíos. No nos van a votar, no importa lo que hagamos”.

Ese evento estaba, además, organizado por Paul Singer, el máximo inversor del llamado ‘fondo buitre’ (que ha llevado a Argentina a una nueva suspensión de pagos), él es un destacado republicano y defensor de Israel. Pero, al margen de la comunidad judía, pero que tiende a votar masivamente por los demócratas, el alineamiento de Jeb con Israel tiene otra audiencia, mucho más importante, porque ésa sí que vota republicano: los evangélicos.

Los evangélicos son unos 100 millones en EE.UU. y en su mayor parte son miembros de la llamada ‘derecha religiosa’, que está muy motivada políticamente (por los Pastores) y, además, tiende a ser fuertemente proisraelí, no por razones políticas o ideológicas, sino puramente religiosas (muchos evangélicos creen que la vuelta de los israelíes a la Tierra Prometida marcará la segunda venida de Jesucristo).

El problema de Jeb es que los evangélicos no le quieren. Al día de hoy, sus candidatos son los senadores Ted Cruz y Rand Paul. Así que, al alinearse con Israel, Bush ha tendido una rama de olivo a esa comunidad.

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