¿Bribón y astuto?

Robert Shaves Ford

Si todavía existían dudas sobre los pilares que sustentaron el mega escándalo de corrupción en Petrobras, y la corrupción que salpica a Lula estas se disiparon por completo, no solo con la imputación hecha por el juez brasileño contra el exmandatario sino, también, con las nuevas y sorprendentes revelaciones del contratista Ricardo Pessoa, dueño de la constructora UTC Engenharia, una de las empresas involucradas en los multimillonarios desvíos de la petrolera. A cambio de beneficios legales, Pessoa firmó un acuerdo de delación en el cual relató crudamente la asociación delictiva que estableció con el gobierno del PT durante una década.

Para conseguir contratos multimillonarios en la estatal, UTC reservaba sumas millonarias de coimas para políticos y hacía “contribuciones” generosas para la caja del partido. Así fue en el gobierno de Lula, cuando todo comenzó. Así fue en el gobierno de Dilma hasta final del año pasado, cuando la Policía Federal golpeó la puerta del contratista. Las declaraciones de Pessoa, donde detalla las relaciones entre él, su empresa, la campaña de Lula y el ex presidente. Lula ya está siendo investigado oficialmente por la Operación.

Se conoció esta semana que la Presidenta Rousseff decía a Lula que le envió el documento que lo acredita como nuevo Ministro de la Presidencia, para el cual lo designó este miércoles, y le aclara que es para ser usado “en caso de necesidad”. Un Juez Federal paró la aplicación de ese nombramiento. Lula “medio temeroso” de un carcelazo pidió entonces a un Ministro de la señora Rousseff que la convenciera de “conversar” con una Ministra de la Corte Suprema para que falle a favor de una petición de Lula.

Pessoa continuó prestando su “colaboración”, la cual fue remitida por el Supremo Tribunal Federal (STF) a la Justicia de Paraná. Está en las manos del juez Sergio Moro, quien determinó el inicio de una investigación sobre las relaciones de Lula con el dinero sucio de Petrobras. Acusado de coordinar el grupo de las constructoras que desviaban dinero de la petrolera, Pessoa contó los detalles de una operación clandestina realizada para financiar la campaña de Lula en el 2006. Se usó una empresa con sede en Suiza para traer el dinero a Brasil en valijas diplomáticas.

La operación era tan secreta que el presidente Luiz Inácio Lula da Silva dice no saber nada sobre esas operaciones que ocurrían dentro del gobierno e involucraban a sus amigos y asesores de confianza y que lo tenían a él como principal beneficiado. Las declaraciones de Pessoa ofrecen pistas que pueden ayudar a dilucidar ese enigma. Pessoa reconoció que, por una cuestión lógica, era necesario que Lula supiera de las “donaciones” para que alcanzaran su verdadero objetivo: comprar “acceso”, lo que, evidentemente, resultaría en buenos negocios y excelentes ganancias para todo el mundo: “La cercanía conquistada propiciaba acceso al poder político e influencia sobre sus decisiones”.

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