10 años de arte ¿los ha disfrutado alguna vez?

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Son 10 años en los que han circulado por Ibagué instalaciones artísticas, salones de pintura, diseño y grabado, exposiciones fotográficas, muestras musicales, recitales, esculturas, cineclub, festival y maratón audiovisual, instalaciones sonoras, conversatorios, performance y constantes talleres de formación. Una década de esfuerzos ingentes para ofrecernos una enriquecida agenda artística y cultural.

Diez años con exposiciones de artistas como Fernando Botero, la gran Débora Arango, Leo Matiz, Édgar Negret, Enrique Grau, Cesar Bertel, Rafael Gómez Barros Ana Mercedes Hoyos, Miguel Díaz Vargas, Heriberto Cogollo, Héctor D’allemand, Darío Ortiz Robledo, Julio Fajardo, Julio César Cuitiva, Benhur Sánchez, Edilberto Calderón, Claudia Ortiz, León Pereañez, por nombrar algunos.

Una colección conformada por unas 600 piezas de tres fondos artísticos: la Departamental de Arte, creada en la década del sesenta con una selección de los precursores del Arte Moderno en Colombia; la Ortiz-Salazar con un amplio recorrido por la historia del arte colombiano, desde la cerámica precolombina hasta finales del siglo XX; y la de la Corporación MAT.

Un auditorio con capacidad para 90 personas, biblioteca especializada en arte, siete salas de exposición y una plazoleta a cielo abierto habitada por esculturas de los maestros Rodrigo Arenas Betancur, Takashi Yukawa, Eduardo Ramírez Villamizar, Michael Lentz y Raúl Álvarez.

Todo esto en un solo lugar, y yo me pregunto, ¿usted ha visitado alguna vez el Museo de Arte del Tolima?

¿Sabía que este espacio existe para los ibaguereños y nos propone cada mes exquisitos planes para cultivar el alma, abrir la mente y mover nuestra sensibilidad?

El Museo de Arte del Tolima existe y está ubicado en el tradicional barrio Belén en la carrera 7 No 5-93, tiene abiertas sus puertas de domingo a domingo y hoy jueves 19 de noviembre a partir de las 7:30 p.m. nos convoca a celebrar 10 años de vida y de arte.

Esta puede ser la oportunidad perfecta para permitirnos otros lugares aparte de los “innovadores” centros comerciales y los sitios de rumba.

Alguien me enseñó hace un buen tiempo que para ir a ver arte no se necesita tener conocimiento sobre movimientos artísticos, corrientes y vanguardias, no, únicamente se requiere tener la mirada dispuesta, el corazón desprevenido y los sentidos abiertos para dejarnos sorprender y mover por lo que está allí puesto frente a nosotros, confrontándonos con nuestras propias lecturas, criterios e imaginación.

Credito
EL NUEVO DÍA

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