Aunque acostumbrados a su oposición rabiosa contra todo, los argumentos expuestos justifican la alarma, pues términos del convenio son tan desfavorables para Colombia que producÃan una verdadera catástrofe en uno de los pilares de nuestra economÃa. Nada menos que en el sector del que depende la más nutrida mano de obra y, por ende, de familias.
Lo que agrava la situación es que el Ministro de Agricultura, sin el tremendismo que caracteriza al inconforme senador, acepta que el TLC fue mal negociado por Colombia y que, de firmarse asÃ, será ruinoso para nosotros. La gravedad del caso justifica, mejor exige, un alto en el camino.
Estados Unidos ha venido dilatando la aprobación del TLC a su conveniencia, no por desventajas para sus intereses económicos sino por asuntos internos de Colombia en los que recoge las banderas de la izquierda radical nuestra, agitadas al viento por el señor Vivanco, cuya poderosa influencia en los cÃrculos polÃticos de la extrema derecha pintan a Colombia con los más negros perfile en Derechos Humanos, DIH y asesinatos de sindicalistas, asà parezcan por motivos pasionales. Colombia no tiene por qué temer a un aplazamiento de la firma y exigir una revisión del asunto agrario, pues abrir una competencia de enanos frente a un gigante puede destruir nuestro sufrido sector agrario.
A nuestros campesinos y, en general, empresarios del agro, debe Colombia el no haber naufragado bajo el desastre invernal del semestre pasado y mantener abastecido nuestro mercado interno con miles de hectáreas sumergidas, ganados muertos, vÃas de comunicación destruidas. Hemos vuelto a la edad de la mula, para mover productos agrÃcolas e insumos sin encarecer en demasÃa el costo de la canasta familiar y mantener los Ãndices de inflamación más bajos de toda la región. Es el momento de tenderles la mano. Si Âhemos tenido paciencia ante las dilaciones impuestas por extremistas republicanos, que nos admitan las necesidades para reconsiderar nuestra postura en un tema vital para la nación Âcolombiana.
El trabajo internacional es un acuerdo de mutua conveniencia en que no debe haber vencedor y vencido. Colombia no debe salir perdiendo este. Aunque en los demás aspectos exista equilibrio, con ventajas y obviamente desventajas para una y otra nación. Arrepentirnos mañana serÃa más grave que luchar hoy por nuestros derechos.
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