Son muchas y muy diversas las amenazas que se ciernen sobre la pureza del sufragio, base de la democracia participativa.
La revista Semana en una extensa y documentada publicación intitulada Democracia en la Mira, la especifica pormenorizadamente en un cuadro sobrecogedor que revela hasta donde hemos descendido en esta prueba de fuego donde convergen la libertad y el derecho, esencia del sistema polÃtico republicano que escogimos desde los orÃgenes de la nacionalidad.
Narcotráfico, paramilitarismo, guerrilla que fue polÃtica para degenerar en simple violencia criminal, parecen confabularse para imponer candidatos que favorezcan la lucha por el dinero fácil representado en el tesoro público. Los siniestros recursos puestos en acción para convertir las elecciones en gigantesco fraude configuran un desafÃo polifacético que la autoridad legÃtima está en la obligación de combatir todos los medios lÃcitos a su alcance.
No es tarea fácil ni mucho menos frente a una delincuencia clandestina que da sus zarpazos en la sombra, con el lucro como objetivo. Desplazamientos de electores, intimidación, amenaza contra el candidato y su familia, sobornos, imposición de candidatos, compra de conciencia frágil, en fin todas las formas de alterar el resultado de las votaciones se están maquinando o ya surten sus ocultos propósitos criminales.
La apetencia por candidaturas que llevan el sello del lucro con dineros del erario público es bien elocuente: 101 mil 886 candidatos para surtir sólo 18 mil 571 cargos disponibles, envuelve un pugilato de caracterÃsticas violentas con el sello inconfundible del fraude que ya aparece como riesgo inminente en 544 municipios.
Una novedosa forma de preparar el fraude halla expresión en la compra anticipada de jurados de votación; 72 mil 554 jurados rechazados por la RegistradurÃa Nacional o el consejo Electoral señalan la magnitud de este subproblema.
Según Semana, la descentralización ha hecho más fácil el control previo, pues los cuantiosos dineros que se esparcen por toda la geografÃa humana departamental y municipal despierta las apetencias delincuenciales de quienes hallan más fácil presionar los niveles bajos del potencial electoral. La dimensión del reto en ninguna manera deben desalentar los organismos de seguridad del Estado ni su sistema electoral. Por el contrario, entre más poderoso el desafÃo, más contundente debe ser la respuesta, respaldada por la ciudadanÃa
Colprensa
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