Ibagué en manos limpias

George Wallis

A solo cinco meses de las elecciones del 25 de octubre, cada ciudadano de Ibagué debe empezar a reflexionar cuál opción democrática es la mejor para su ciudad. Por mi parte, ya he iniciado este ejercicio con el lanzamiento de la candidatura de Guillermo Alfonso Jaramillo.

A mi parecer los puntos de análisis para escoger el mejor candidato a la alcaldía son: trayectoria u hoja de vida, con énfasis en gestión pública; transparencia del candidato y compromiso contra la corrupción; plan de desarrollo urbano; propuesta de apoyo a la generación de empleo; y conciencia de defensa del medio ambiente.

La hoja de vida de Guillermo Alfonso Jaramillo merece la más alta calificación. Es médico cirujano cardiovascular pediátrico, profesión de un altísimo bagaje académico, tal vez demasiado técnica para la gestión pública. Pero cuarenta años de trayectoria política de Jaramillo, con una importante gestión en cargos legislativos y ejecutivos, dan al candidato el complemento perfecto en su formación. Jaramillo inició su trayectoria política en 1976, como concejal de Armero. También ha sido diputado a la Asamblea del Tolima y representante a la Cámara del Congreso de la República, donde luego fue senador.

Como ejecutivo, ha sido Gobernador del Tolima en dos ocasiones. En años recientes fue Secretario de Salud de Bogotá, con el polémico y disociador Petro. Me atrevería a decir al respecto que, si la capacidad gerencial de Jaramillo y su experiencia de trabajo en equipo hubieren estado a la cabeza del poder en Bogotá, la suerte de esa ciudad sería hoy mucho mejor.

Vale la pena recordar que Jaramillo sentó las bases para el programa de médicos itinerantes que trabajan en las localidades más pobres de Bogotá, puso a funcionar centros de salud quebrados y forzó al Gobierno nacional a transferir recursos para salud. También se desempeñó bien como Secretario de Gobierno de Bogotá.

En cuanto a transparencia, uno puede creer en su lema de campaña, si recuerda cómo enfrentó al ‘cartel de la contratación’ en la salud de Bogotá. A propósito, esta experiencia laboral será útil para intentar rescatar al hospital Federico Lleras Acosta.

Sí, la lucha contra la corrupción, que aqueja a Ibagué es prioridad pública y el sitio donde Jaramillo lanzó su campaña, frente a la tubería abandonada por años del acueducto complementario, no puede ser más emblemático; sí, es de público señalamiento que la corrupción y negligencia campean en la Empresa Ibaguereña de Acueducto y Alcantarillado, Ibal.

Hasta aquí, todo parecería indicar que tenemos un buen candidato. Faltan puntos por evaluar, y seguramente podremos tener elementos de juicio en días venideros. Queremos conocer las propuestas del candidato en lo siguiente: desarrollo urbano, apoyo a la creación de empleo y defensa del medio ambiente.

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