El oxidado eje ‘izquierdoso’ latinoamericano

George Wallis

Una década es más que suficiente para evaluar la consolidación de un modelo político. Por ello, para entender para dónde va la izquierda latinoamericana, volvamos nuestra mirada a las noticias de 2005.

En octubre de 2005, el economista Anoop Singh, director del Departamento del Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional, publicó un informe de la economía regional, en el contexto mundial.

Singh decía, entre otras cosas lo siguiente sobre nuestra región: “En toda América Latina, el auge de la actividad económica y los programas de consolidación fiscal de los últimos años han ayudado a reducir significativamente los coeficientes de endeudamiento”... “En el caso de los países exportadores de petróleo como Ecuador, México y Venezuela, los altos precios que se registran en este momento ofrecen una oportunidad excepcional para reducir aún más la deuda pública”.

Eran días de una enorme fuerza política de la izquierda latinoamericana, liderada por el coronel Chávez, radicalizado tras haber vencido un intento de golpe de estado en su contra, que había liderado Carmona tres años antes. Aunque muchos advertían que tarde o temprano ese modelo socialista llevaría algún día a un desastre social en Venezuela, los altos precios del petróleo y una producción todavía aceptable del crudo permitían que los petrodólares alimentaran los modelos políticos de izquierda de Cuba, Nicaragua, Argentina, Ecuador y Bolivia.

Hoy, 10 años después, hay dos izquierdas suramericanas. Las progresistas y exitosas izquierdas de Chile y Uruguay (Brasil en el limbo), y el oxidado y quejumbroso eje izquierdoso de los ‘bolichicos’. En estos últimos identificamos a la economía de Venezuela, que ha caído, como muchos preveían, a un horroroso abismo, del cual no se ve salida cercana; el derrumbamiento de precios del petróleo, que todo parece indicar será un fenómeno duradero, y la debacle del aparato productivo patriota, no permite ser optimista.

Esto explica en parte la locura de ese régimen y su abusivo comportamiento en la crisis fronteriza actual. Pero, a partir del colapso ‘veneco’ podrían caer otras fichas del dominó.

El soporte ideológico del ‘eje izquierdoso’, Cuba, el aliado más importante de los bolivarianos, ya se despegó del armatoste, al abrir las compuertas a EE.UU.; Argentina, pasa malos momentos y probablemente caiga dentro de poco.

El alfil ecuatoriano, Correa, muestra ciertos progresos económicos y de infraestructura, pero nadie puede dar tres pesos por la supervivencia del régimen, acosado por crecientes protestas sociales.

Nicaragua, empieza a tambalear también por la crisis venezolana y por el desgaste de un régimen nepotista. Quizás la Bolivia de Evo, sea irónicamente la mejor librada, pero parece condenada a marchitarse.

Males de unos, consuelo de otros. El derrumbamiento de una izquierda irresponsable y populista, encabezada por el incompetente Maduro, parece augurar paradójicamente mejores días para Colombia.

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