El Oráculo de Casandra

Querida Casandra:

El cargo de conciencia no me deja dormir y aunque mis errores no se hicieron públicos (de buenas yo), siempre fue que me iba pasando de tragos: se me salieron las groserías, se me atravesó un árbol y me estrellé, le di un toquecito a mi tiniebla cuando me hizo el reclamo; boté la argolla de matrimonio y dejé empeñado el reloj en La Primavera; me tuvieron que llevar engatillado al hospital. En fin, creo que la embarré.

Ahora, ¿qué puedo hacer, señora? ¿Será que alguien conocido me vio? ¿Será que en Q’hubo se enteraron? ¿Alguien de la sala discplinaria me vería? ¿Me hago el loco y paso de agache? ¿Levanto orgullosamente la cara como si nada?

Arrepentido
Querido amigo:
Deja de hacer esos cocteles tan peligrosos, no mezcles más alcohol, gasolina y antidepresivos; mira lo que te pasó. Y estuviste de buenas porque hubo otros que dieron más papaya, los pillaron y salieron en los medios de comunicación.

Afortunadamente, nadie se dio cuenta, pero que esto te sirva de lección, para que te dediques más al trabajo, mira que ya no estás tan joven. Si no cambias puedes perder parte de tu bien ganada pensión, pero si haces como el Bolillo, con una carta de mea culpa todo queda superado y puede que hasta te asciendan.

Tuya,
Casandra Gómez Medina Parra Rodríguez Restrepo Villa

Credito
CASANDRA YATE TIMOTÉ

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