Dos hechos del fútbol espejos de nuestra realidad

Se trata del retiro de las vallas de aislamiento de los aficionados con las canchas, que se impuso para el Mundial sub-20, y la renuncia irrevocable del técnico de la selección de mayores, Hernán Darío “El Bolillo” Gómez.

Por estos días entre el cúmulo de noticas que se mueven en el ambiente hay dos hechos que se relacionan con el deporte de multitudes y que capturan la atención de muchos aficionados e indiferentes, pero que, por tratarse de acontecimientos que la prensa ha puesto de moda, capturan la atención de los colombianos y detrás de ellos pueden hacerse buenas reflexiones, se trata del retiro de las vallas de aislamiento de los aficionados con las canchas, que se impuso para el Mundial sub-20, y la renuncia irrevocable del técnico de la selección de mayores, Hernán Darío “El Bolillo” Gómez.

Verdaderamente, el hecho de contar con que los mejores escenarios de futbol del país, en los que se jugaron los partidos de la cita mundialista, no presenten la fastidiosa valla de separación que impide el ingreso de los aficionados al terreno es regresar a épocas mejores, que tenemos en la memoria quienes asistíamos a los partidos, cuando estos eran una cita para el deleite del espectáculo, una ocasión de integración que incluía a los niños, sin que se sintiera ningún temor por la integridad de nadie.

Pero como aprendemos tan rápido del mal ejemplo sólo faltó que los muchachos observaran a los energúmenos de las barras bravas, los hooligans de Inglaterra y los vándalos de Argentina, para sólo citar dos ejemplos, para que los jóvenes nuestros encontraran un motivo de poner en los estadios la intolerancia y el guerrerismo inaudito con que nos levantamos y que hemos albergado en nuestro imaginario por casi dos siglos. Finalmente el comportamiento explosivo y cercano al crimen en los encuentros de fútbol se quedó, ya echó raíces, y se cuentan por decenas los adolescentes que han sido borrados de la existencia por el inocente motivo de portar una camiseta o avivar  a su equipo preferido. Qué lástima, porque se ha convertido en un imposible la erradicación de la violencia en los estadios. Ojalá que seamos capaces de aprovechar esta coyuntura, para que las vallas de protección se puedan retirar de todos los estadios y el bonito espectáculo que es el futbol nos vuelva a unir antes que llenarnos de hechos qué lamentar; es una pelea cultural que deben librar los padres y las autoridades en cada lugar para que la paz se imponga en las familias y, consecuencialmente, en los estadios.

El otro suceso es la triste actuación del técnico de la Selección Colombia de mayores al agredir físicamente a una mujer en una noche de copas lo cual, como era de esperarse, difícilmente podría encontrar absolución en la opinión, todo porque se trata de un personaje de alto reconocimiento social, un referente para la actuación de niños, jóvenes y adultos y como tal, le compete ser una persona equilibrada, pacífica y ejemplar en todos sus comportamientos. Esta situación da pesar, porque ya tenía un buen trabajo adelantado con un equipo que denotaba que se estaba haciendo compacto en todas sus líneas  y que de su mano se podían esperar buenos resultados.

Sin embargo, la continuidad de “El Bolillo” podía representar de algún modo para las autoridades deportivas estar de acuerdo con los 182 casos de mujeres asesinadas en lo corrido de 2011, sólo en el departamento de Antioquia, con las 12 mujeres atacas con ácido en los últimos tres años en Bogotá y con las múltiples acciones violentas que día a día sufren tantas colombianas al interior de sus propias familias. Estas vitales razones han tocado la dignidad de la sociedad colombiana y, sin duda, ello hizo que fuera imposible pensar en una absolución, pese a la buena muestra que Hernán Darío estaba ofreciendo en su oficio.

Credito
PEDRO LUIS ZAMBRANO C.

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