Eso sÃ, la tónica predominante muestra unos candidatos, que salvo la capital Bogotá, tal vez Cali, y otras muy contadas excepciones, en presencia de unos partidos tradicionales en decadencia y la distorsionante influencia de la corriente de Unidad Nacional, no están generando propuestas innovadoras, que representen una verdadera ruptura con la lamentable polÃtica actual, conformada por empresas electoreras en su mayorÃa montadas sobre los intereses personales de unos pocos.
Ante los grandes botines que representan las arcas públicas territoriales, diversos actores irregulares han extendido sus brazos de poder en varias capitales, y con más libertad, en las localidades lejanas, van por las regalÃas, por mantener los privilegios, el dominio de las tierras adquiridas producto del despojo de los verdaderos dueños y hasta por el dominio de las riquezas mineras.
El primer informe electoral producido por la Corporación Nuevo Arco Iris, para el Ministerio del Interior, deja ver por ejemplo, que uno de cada tres municipios presenta riesgos en la transparencia electoral y según la Misión de Observación Electoral, ya son cuarenta y uno, los candidatos asesinados durante la actual campaña, lo que la hace la más violenta de las últimas tres.
Pero lo anterior se confirma, puesto que gran parte de los candidatos desprovistos de verdaderos programas, se han dedicado al desarrollo de campañas sucias, calumniosas y plagadas de ataques personales.
Vale la pena en medio de todo, contemplar el caso de Bogotá que se distingue del resto del paÃs, porque los electores han logrado una mayor independencia para acoger a uno u otro candidato, más por sus trayectorias, por las ideas, por el contenido de sus propuestas, que por las adhesiones que ostentan de figuras de la polÃtica nacional.
Es el caso de las dos últimas alcaldÃas, en ellas los ciudadanos han mostrado una tendencia dirigida hacia los proyectos que muestran un desempeño fuerte en lo social, educación básica gratuita, comedores en los barrios pobres, guarderÃas, madres comunitarias, etc.
En la actual escogencia de burgomaestre para la capital, la inclinación comentada se conserva, ya que las encuestas determinan una pequeña ventaja para la propuesta de alto perfil social, promulgada por el candidato Petro; pero, acogiendo los otros factores decisivos para la vida de los bogotanos, como, la seguridad que es prioritaria ante la escalada de la delincuencia que los acorrala, la necesidad de infraestructura y alternativas de transporte, que solucionen las dificultades en movilidad, que están deteriorando el nivel de vida de todos los habitantes, entre otros.
Al lado de estas definiciones temáticas, es apreciable también la buena calidad de los candidatos a la AlcaldÃa de Bogotá, que han mostrado en sus campañas y en los debates radiales y televisados, que hay contenidos válidos en sus propuestas y que tienen diversas capacidades, para corresponder a los retos del manejo de la gran urbe.
Pensando en lo regional, ante el hecho casi seguro de que los candidatos liberales serán los que manejen los hilos del Tolima y de Ibagué, nos queda a los ciudadanos, confiar en que Luis H. RodrÃguez y Luis Carlos Delgado, van a tener la convicción, los principios y el pulso firme, para evitar por todos los medios, que sus administraciones se vean permeadas por la corrupción, los carteles en el manejo de la contratación, exageradas nóminas paralelas y todas las formas de clientelismo. Esperamos que asà sea, porque ya no hay aguante para más desilusiones.
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