Qué sigue después de Cano

Ha ocurrido otro golpe rotundo contra las FARC; indudablemente, la muerte de su máximo jefe le causa una grave afectación interna a esa organización irregular, con la muerte de Cano de manos del Ejército Nacional,

se ven vulnerados los elementos esenciales que soportan la existencia de esa guerrilla, la unidad de mando que él encarnaba, es un elemento de cohesión, fundamental para garantizar la supervivencia de toda agrupación armada, igual ocurre con la capacidad de liderazgo y la gobernabilidad.

Sin embargo, no es realista esperar que con la desaparición de alias Alfonso Cano, las FARC estén derrotadas, esta sería una posición ingenua, es previsible que seguirán actuando como lo han hecho en los últimos años, replegados  en medio de un proceso de reacomodamiento, para proseguir en la táctica de guerra de guerrillas, lanzando ataques relámpago con unos pocos francotiradores que luego huyen y se mimetizan en medio de la población, aprovechando que son diversas las zonas en las cuales, todavía les queda credibilidad entre los campesinos, principalmente.


Además de lo anterior, para mantener la unidad de dirección lo más probable es que desarrollen un esquema de mando colectivo, integrado con varios de los sobrevivientes del Secretariado. Al mismo tiempo, como otro soporte de supervivencia mantendrán alianzas con otros irregulares, grupos de narcos o bandas de diversos orígenes, que les permitirán mantener sus fuentes de financiación.


Pero, mientras todo esto ocurre, es importante que el gobierno avance, para aprovechar el tiempo en el que las FARC tienen su moral en el punto más bajo y su organización en crisis, para desprenderse de la comodidad que representa mantener el estado de prolongación de la guerra, con la cual se benefician unos pocos pero influyentes actores, y revertirlo, como una oportunidad especial para abrir la puerta, no solo a la promoción de desmovilizaciones masivas, sino también para abordar un proceso de diálogo útil, de verdadera reconciliación, no solo con las FARC, sino también con el ELN y otros grupos, dispuestos a hacer frente a los necesarios hechos de  justicia, verdad y reconciliación que vendrán.


El proceso debe tener condicionantes concretos, como devolver a todos los secuestrados, eliminar el uso de minas anti-persona y los ataques a poblaciones. Eso sí, en aras de la prudencia, el diálogo en Colombia no puede ser de vencedores y vencidos, esta sería una condición indignante que ningún grupo subversivo  soportaría y menos, podría conducir el país a la paz.


Es importante por ahora, tener en cuenta que actualmente está en manos del Congreso, la Ley que Proveerá el marco legal para la paz, que garantizará una normativa clara para los próximos diálogos con la guerrilla. Esta iniciativa no puede abandonarse ni permitir su naufragio,  porque corresponde a un hecho histórico verdaderamente importante para este país en los últimos cincuenta años.    

El proceso en general debe también acompañarse con la presencia de delegados de la comunidad internacional, que oficiarán como testigos y garantes del mismo, y por otras instituciones como la Iglesia, caracterizada como un estamento presente en la cultura nacional, con aceptación, porque se supone que actúa en defensa de las comunidades.


PS. Los estragos que está provocando el invierno se disparan por todo el país, se advierte así, la necesidad de agudizar todos los elementos de prevención posibles, poner en guardia las instituciones y los métodos que permitan prever los accidentes, o los hechos que puedan producir muertes o sufrimientos a  la población, como la tragedia ocurrida en Manizales y actuar con todos los recursos posibles, para defender a la gente vulnerable. Un gran reto. 

Credito
PEDRO LIUS ZAMBRANO C.

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