El peligro de las bandas criminales

El paro armado promovido por la banda criminal de los Urabeños, afectó por más de un día a poblaciones importantes de seis departamentos del país, y como si fuera poco,

ahora se anuncia por parte de las propias autoridades policivas, que se está promoviendo un plan pistola; a la usanza de las peores épocas de Pablo Escobar, poniéndole precio a la cabeza de muchos uniformados que estarán entrando junto con sus familias en una pesadilla latente.

Hace menos de 15 años, cuando las AUC se fortalecían y eran cada día más temibles a expensas de sus aterradoras matanzas, se levantaban voces desde distintas vertientes de opinión que reclamaban a la fuerza pública no ser complaciente con estos grupos de criminales.


Sin embargo, había hecho carrera la tesis de eliminar la subversión mediante estas organizaciones armadas, con la anuencia o el silencio cómplice de ciertas guarniciones militares y policivas, que les hicieron el juego.


Al final pasó lo que tenía que pasar, miles de campesinos y gentes humildes muertos, familias cercenadas y desplazadas, millones de hectáreas de tierras en manos de los victimarios a través de testaferros, que concentraron aún más el ingreso y la riqueza en unos pocos, y provocaron migraciones en masa a las ciudades y los centros poblados, engrosando la miseria de sus extramuros.


El proceso de paz con los paramilitares no fue suficiente y muchos de ellos desmovilizados o no, terminaron agrandando las filas de los colombianos entregados al delito del narcotráfico y/o la subversión.


Otros con estructuras heredadas de los paras, se asociaron en bandas criminales como la que promovió el paro mencionado.


Pero estos hechos de negligencia y omisión de las autoridades, no pueden volver a ocurrir, el Estado debe ser contundente ante esta nueva explosión de la delincuencia, se debe emplear al máximo la capacidad disuasiva y de exterminio de este tipo de organizaciones por fuera de la ley, hasta reducirlas y obligarlas a rendirse a su imperio, solo de este modo se podrá evitar que un tiempo después surjan males mayores y se tenga una sociedad acorralada por el crimen en la mayoría del territorio nacional.


Esta es una época que debe al tiempo aprovecharse para abrir espacios al entendimiento, que conduzcan a la paz con un grupo como las Farc, condicionado a la libertad de los secuestrados y a percibir muestras reales de que se quiere un diálogo útil por parte de estos irregulares y del gobierno. Además, que se tenga claro que los acercamientos deben hacerse bajo principios de verdad y justicia.


Nada mejor entonces, que acoger la propuesta del jefe de las Farc, para que en unos años el foco principal de los conflictos, que sin proponérselo ha servido para que a su sombra se generen todos los tipos de violencia, se integre a la sociedad.


El actual es un ambiente que debe manejarse con las debidas precauciones y aprovecharse en la búsqueda de un país, sin las polarizaciones a las que hoy está sujeto, que se reconstruya en torno a los valores democráticos y participativos, en bien de la sociedad civil.


Resulta incontrovertible que es mejor tener un país que se equivoca y corrige rumbos permanentemente en busca de la paz, que aquel que cosecha sendos éxitos en la profundización de la guerra, manteniendo la misma inestabilidad de modo indefinido.


Credito
PEDRO LUIS ZAMBRANO C.

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