Tolerancia con petro

Así como nadie puede ser condenado sin ser oído y vencido en juicio, lo mismo ocurre con los gobernantes que tampoco pueden ser valorados o descalificados, sin antes haberles permitido que dentro de un tiempo prudencial en el ejercicio de sus labores, muestren sus verdaderas capacidades para dar solución a los más graves problemas que aquejan a sus conciudadanos.

Tal es lo que está pasando en Bogotá, que durante décadas ha venido acumulando problemas que hoy están haciendo crisis, pero que no es ejemplar, condenar a su alcalde en su primer mes de mandato, porque supuestamente, estos no han sido resueltos y el gobernante entonces se raja,  cuando se trata de lastres cuya superación requiere de ingentes recursos, además, tiempo para que se perciban las transformaciones, inclusive varias de estas, sin duda deben pasar por el cernidor de la democracia real, que se manifiesta en la voluntad popular a lo que los colombianos no estamos enseñados y que hasta nos parece extraño que alguien lo plantee.

Existe en efecto una cantidad de detractores de la gestión de Petro, que parecen actuar por el mero instinto o por algún ánimo revanchista, claro que en cierta medida lo hacen aupados por algunas expresiones, que se pueden presentar como vacilaciones, que ha tenido el Alcalde en ciertos temas. Sin embargo la capital tiene dilemas tan complicados, como el manejo de la movilidad, variable en la que anteceden problemas, como el que existe alrededor de la calle séptima, con un contrato de por medio, sin que se tenga claro que el desarrollo planteado en él, conduzca a una buena solución, la vía periférica denominada Aló, el adecuado desarrollo del centro de la ciudad, la reparación de la malla vial, o en otro campo, la apropiada incorporación de los niños pobres a la educación preescolar gratuita, por citar solo algunos casos.

Es evidente que todas estas soluciones que reclaman una acción rápida, se caracterizan por ser actuaciones complejas, que ameritan un proceso de análisis y consultas, ya que sobre muchos de ellos existen estudios y  hasta diseños o prediseños y, se tienen que realizar los pasos necesarios, para tomar tales decisiones. Por su puesto, esto implica tiempo, tal vez se deba dar un compás de seis meses o quizá un año, para estar exigiendo resultados, pero, estar criticando acerbamente al Alcalde a menos de dos meses de iniciado su mandato, es exagerado.


Claro está que Petro ha planteado su convicción de desterrar diversas mafias enquistadas en la vida pública, y este puede ser uno de los motivos más fuertes par que le lluevan adversarios de toda parte. Sin embargo, y a juzgar por sus 70 puntos de popularidad, todavía la opinión pública no se ha montado en la corriente de  las críticas contra el Alcalde, porque es entendible que hay que dejarlo gobernar, para ver si los resultados permiten su legitimación ante la opinión. Otro factor que se suma para acrecentar la crítica  es  el miedo de sectores políticos que son conscientes de que un triunfo de Petro en la Alcaldía de Bogotá, lo va a catapultar como fuerte candidato a la Presidencia y esto no les va a gustar de ningún modo a estas extremas, que un político de izquierda se haga con el poder.


Pero, lo cierto es que la andanada de críticas tan prematura no le ha causado el daño buscado y, por el contrario, esta forma exacervada de hacer oposición, por ahora, no está logrando los réditos buscados.



 
 
 

Credito
PEDRO LUIS ZAMBRANO

Comentarios