En medio de tal situación, ingresará el país en la Semana Santa, que es para la mayoría de los colombianos un tiempo de recogimiento, de encuentro, de comunión con Jesucristo, el máximo símbolo de toda la cristiandad. Más de mil millones de personas en el mundo recordaremos con fe e ilusión renovadas al hijo de Dios, siempre presente en nuestro imaginario.

Toda esta porción de la humanidad recordará y se regocijará, con los hechos de la vida del Mesías, cargados de sencillez, obediencia, ejemplaridad  y sacrificio, expresados desde la niñez, durante la juventud y la vida pública, del personaje que al mismo tiempo es el hombre, el profeta, el sabio y, el Dios.

Realmente Jesús tiene la particularidad de penetrar en los seres humanos que creen en él, independientemente de la secta que profesen, desde la misma infancia, para nunca salir de sus convicciones y ser admitido como el amigo fiel, que permanece en cada creyente, aún después  de la vida sobre la Tierra.  

Definitivamente para muchos seres humanos, la figura de Jesús representa la paz del espíritu, el verdadero amor, la solidaridad, la esperanza, la vida en la virtud, y todo lo querepresenta la bondad del buen vivir, características dignas de ser imitadas por cualquier ser humano. Por eso, bienvenida la conmemoración de la Semana Santa y que ojalá cada cual según su creencia, le sepa poner contenido práctico, siguiendo en lo sucesivo con sus acciones, el modelo del que todo lo dio por la humanidad.  

Y, por esta misma época, como un verdadero acto de fe en Colombia, desde 1988 cada dos años se celebra el Festival Iberoamericano de Teatro, que ahora de la mano de la antropóloga Ana Martha de Pizarro, como en los inolvidables de tiempos de su fundadora, la siempre recordada Fanny Mickey, se presenta cargado de espectáculos, montajes, puestas en escena, todos llenos de colorido, inspiración y talento.

El país invitado es Rumania que cuenta con una de las más grandes culturas teatrales de Europa,y son variadas las compañías de Teatro que con grandes esfuerzos logró traer la organización del evento. Se dan cita en Bogotá por estos días, representaciones escénicas callejeras y de salón, de diversos lugares del mundo, como Holanda,  Dinamarca, este último país con una obra como “El dictador de Copenhague”, que trata el tema de la justicia y la venganza, en la persona de un maestro que se enfrenta a la decisión de tomar justicia por sus propias manos contra el hombre que violó y asesinó a su único hijo.    

Con todas estas realidades, el Festival de Bogotá, se está convirtiendo en uno de los mejores  a nivel internacional, que ya no solo atrae a los aficionados locales, sino que está convocando admiradores de otros lugares del orbe, colocándose también como una ventana turística para la capital, lo cual es positivo, desde el punto de vista que se le mire. Vale la pena entonces, que todos nos preocupemos por asistir o presenciar alguna o algunas de estas inolvidables obras del arte mundial.