La dura realidad de las drogas

Una de las más crudas realidades que sobrecogen hoy al mundo, es la de las drogas; sin embargo, antes de comentar el tema es importante tener en cuenta que esta es una de las tantas adicciones que acechan al ser humano,

constituye un verdadero demonio que ataca sobre todo a los jóvenes, trocando sus anhelos y aspiraciones, por un abismo que los aleja de una vida exitosa, para adentrarlos en el escenario de unos seres envilecidos, ello también ocurre con otras adicciones como, el juego, el alcohol, el tabaquismo y la lujuria.

Las drogas tienen un especial atractivo, al permitir al ser humano evadir la realidad, y hacerlo sentir en paisajes delirantes, en ambientes sicodélicos y con los bríos de los seres incansables, mientras se presenta el éxtasis de su efecto, así sea que, después vengan la fatiga, el complejo de culpa y todo lo que acompaña su diabólica resaca.


Pero las sustancias enervantes no solo se usan como elementos destructores del ser humano, muchas culturas ancestrales las han utilizado con propósitos constructivos, en auténticos ritos de sanación, su consumo lo realizan mamos, sacerdotes o chamanes, en busca de comunicación con los espíritus o las fuentes de sabiduría, para producir finalmente sus sanaciones o encontrar soluciones a grandes problemas comunitarios.


Lamentablemente el consumo de las drogas en nuestros tiempos, se introdujo en la sociedad como un decepcionante vicio, que se apodera cada día de más adeptos, hasta convertir a muchos de ellos en verdaderos harapos humanos, esta penetración ocurre casi por igual en las clases altas y bajas, sumiendo en la desgracia a numerosas familias.


Sin embargo, es innegable a todas luces, que la lucha totalmente represiva que se ha desarrollado por varias décadas contra este flagelo, bajo el liderazgo de los Estados Unidos, no presenta buenos resultados.


Por el contrario, alrededor del gigantesco negocio han evolucionado las más encumbradas mafias, que con su dinero perverso terminan produciendo muerte y destrucción por doquier.


Ya no es Colombia, el país que ostenta el récord en la producción de cocaína; por el contrario, bajo el prohibicionismo este comercio se ha extendido por muchos lugares del mundo, y sigue financiando cadenas de crímenes y bandas de diversa procedencia.


En la Cumbre de las Américas, hay varios mandatarios de los países afectados por este fenómeno, que están convencidos de que los malos resultados de la prohibición no pueden seguirse desconociendo, y seguramente van a sacar a la luz el problema, resueltos a producir cambios en la estrategia contra las drogas.


Es posible que no resulte ninguna decisión en favor de la legalización, pero al menos el problema se habría llevado a un foro de alto nivel, que puede ser la antesala del desmonte de la política actual.


No se puede pensar que lo bueno para un país como el nuestro sea la legalización abierta del consumo de estupefacientes; pero a la luz de la experiencia vale pensar en lo que sucedió con el alcohol en los mismos Estados Unidos, que solo fue manejable, cuando su consumo se controló y se reguló.


Solo a partir de este hecho la sociedad norteamericana logró frenar la racha de violencia que acompañaba la prohibición. Pero, este hecho histórico para nada se ha tenido en cuenta al afrontar el problema de las drogas, sin duda porque les resultó más ventajoso asumirlas como un demonio y entretener la opinión “combatiéndolo”, eso sí, bajo la certeza de que sean otros los que pongan los muertos.


El problema es complejo, pero, el cambio de postura para combatirlo es simplemente necesario.    




Credito
PEDRO LUIS ZAMBRANO C.

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