Salieron a flote temas tan actuales, como el cambio de apreciación del mundo frente a Colombia y el liderazgo del país en la región, el comercio de estupefacientes, fenómeno regado como nunca por todo el territorio, la discriminación contra un país al cual no se le perdona aún el haber realizado una revolución a su manera, como es Cuba y, el lamentable caso de colonialismo existente en pleno siglo XXI, que le ocurre a la Argentina con las Islas Malvinas.

El  cambio de percepción de Colombia en el concierto mundial se hizo visible y su liderazgo en la región es aceptado, no solo por razones del manejo político o diplomático que le está dando a sus problemas, sino, primero que todo, por los resultados de la economía que muestran un PIB con crecimientos anuales promedio que superan el 5 por ciento, en los últimos cuatro años, y su alta atracción de inversión extranjera.

En cuanto al problema de las drogas, cuando ya han pasado cincuenta años acumulando fracasos con el prohibicionismo actual, es curioso escuchar al presidente de los Estados Unidos, resistirse a asumir un nuevo enfoque para atacar el problema y aceptar casi a regañadientes, que se deben realizar cambios en la manera de enfrentarlo, comenzando por la despenalización del consumo.

El antiguo problema del bloqueo a Cuba, terminó entendido como una segregación excedida  contra una pequeña nación, hecho que no le queda bien al país del norte, que se ha permitido apoyar regímenes oscuros, como el de los Somoza, Duvalier y las dictaduras del cono sur del continente. Inclusive, un hecho cierto, es que en los años aciagos por los que pasaron los cubanos, cuando desapareció la Unión Soviética, algo que irónicamente los ayudó a salir vivos como nación y como régimen, fue la continuidad del bloqueo de los Estados Unidos, que despertó la solidaridad de varias naciones, que le ayudaron a soportar este duro trance. Finalmente, como se pudo observar en la posición mayoritaria de las naciones de América, el bloqueo a Cuba no puede perpetuarse.

Otro tema grueso que ya está despertando la atención del continente, se relaciona con el caso de Argentina frente a Inglaterra, por la posesión de las Islas Malvinas, ahora cuando el colonialismo ha sido derrotado en todos los rincones del planeta. Los últimos bastiones de este aberrante ciclo de la historia desaparecieron en el siglo XX, con la emancipación de las naciones africanas del yugo colonial europeo, pero, como un caso insólito persiste en América esta situación, que no se ventiló en la cumbre, para evitarle el escozor que le podía causar al Presidente Obama, tener que pronunciarse contra Inglaterra, su aliado casi incondicional durante mucho tiempo y contra su vecino Canadá, que también forma parte de la mancomunidad británica.  

Ocurrieron otros hechos, que fueron negativos en términos de resultados para la cumbre, relacionados con la suspensión del encuentro del Presidente Santos con la Presidenta del Brasil, por decisión de esta última, y la salida prematura del país de los presidentes de Bolivia Evo Morales y la mandataria de Argentina Cristina Kirchner, sin duda contrariados, porque no tuvieron en la cumbre una ventana para expresar parte de sus anhelos y sus diferencias, respecto de la integración americana, en aspectos considerados trascendentes para sus naciones.