Candidaturas volando bajo

En tiempos de campaña electoral, cuando un país espera con mayor atención, que los candidatos a la primera magistratura, muestren con detalle sus programas y propuestas, cuando deben deslindar sus posiciones de las de sus competidores sobre los problemas cruciales del país, los colombianos nos encontramos con que los dos candidatos, que según las encuestas van encabezando la intención del voto, se han enfrascado en una andanada de acusaciones recíprocas, por posibles hechos graves de corrupción en cada equipo opositor.

Los contenidos del debate y la forma de transmitir los mensajes de los candidatos a la opinión, han sido de lamentable calidad y distan de ser los apropiados para una justa democrática tan importante.

Para la muestra basta un botón, cualquier sociedad con un mínimo de cultura política, entiende como lógico que en las confrontaciones internas de larga duración, en las que, ni las fuerzas gubernamentales, ni su contrincante, pueden derrotar uno al otro, para evitar que el derramamiento de sangre continúe, se debe buscar llegar a la mesa de negociación para lograr la paz, bajo los preceptos de verdad, justicia y reparación.

No obstante y a sabiendas de que la misma Constitución Política, prácticamente en todos sus apartes, desde el capítulo 1 sobre los derechos fundamentales, artículo 22, determina que la paz es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento; los ciudadanos estamos siendo embarcados en la torcida lógica, de los que sí y los que no quieren la paz.

Se puede uno preguntar, si existen colombianos que realmente no quieran la paz, y cabe una respuesta, que quienes no la quieren, son aquellos que de uno u otro modo se lucran de la guerra, en cualquiera de sus componentes o manifestaciones, puesto que, para ellos la continuidad de la confrontación, es cuestión de interés personal.

Sin embargo, la actividad política y la sucesión de los mandos en nuestras instituciones democráticas, se han degradado hasta niveles tan pobres, que presenciamos un debate cuyos mensajes redundan en ofensas y mutuas acusaciones, sin que los votantes tengamos la posibilidad de conocer las propuestas verdaderas de cada candidato. Al final los ciudadanos terminaremos gobernados como suele ocurrirnos, por quien consideramos el menos peor.

Pd. No puedo dejar pasar la ocasión, para darle mi felicitación a Julián Felipe, mi hijo, por su graduación en Gobierno y Relaciones Internacionales, de la Universidad Externado de Colombia.

Credito
PEDRO LUIS ZAMBRANO

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