Hace algunos días, la Administradora del Pnud emitió su informe sobre la pobreza global. Llaman la atención algunas de las cifras que emitió, por su peso dentro del total de la población del mundo, también por su analogía con la información que en estas materias se tiene en nuestro medio, que pese a que presenta buenas cifras, por ejemplo, a nivel económico, la gran mayoría de los colombianos sigue sin beneficiarse, o al menos así lo percibe, del buen momento.

Colombia, junto con otros países de la región como México, Ecuador y Uruguay, resulta destacado por su aceptable índice de desarrollo humano, sin embargo se advierte sobre la persistencia de vulnerabilidades a nivel global, que llegan a amenazar la sostenibilidad de tal desarrollo.

Señala que dos mil 200 millones de individuos viven en condiciones de pobreza, es decir, cerca de una de cada tres personas están agobiados por este flagelo. Precisa que alrededor del 12% de la población padece hambruna crónica y que 800 millones de seres humanos, es decir el 15%, están en riesgo de caer en pobreza, no obstante los progresos que muchos países han logrado en esta materia.

Destaca el documento que unos mil 500 millones de trabajadores, la mitad de la fuerza laboral, tienen trabajos informales o precarios y que el 80% de la población del mundo carece de un sistema de pensiones. Así mismo, subraya que la desigualdad y la inequidad de género siguen siendo problemas muy preocupantes.

La situación de Colombia es la de una sociedad inmersa y en nivel de gravedad, en estos problemas que tienen ocurrencia en el mundo, ni siquiera uno de cada tres personas ocupadas tiene cobertura en cuanto a seguridad social pensional, mientras que la pobreza afecta al 30% de la población y uno de cada 15 colombianos padece miseria.

Es manifiesta la vulnerabilidad en que permanecen varios millones de connacionales, de caer en situación de pobreza y miseria; basta solo con mirar la situación que está planteando la sequía, que apenas comienza y ya está lanzando a miles de familias, en una decena de departamentos, a situaciones de hambruna y desesperación, sin que se noten por su eficacia y capacidad operativa, las medidas del Gobierno para mitigar semejante crisis; por el contrario ¿Quién no advierte que, pese a los avisos que los organismos encargados dieron oportunamente, no existió la necesaria previsión?