El medio ambiente ¿para dónde va?

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Cuando se escuchan noticias sobre fenómenos negativos, que suceden en los campos y ciertos lugares de la periferia de las ciudades, relacionados con el clima o con el medio ambiente, no nos inmutamos, nos parece que eso es algo que les pasa a otros, a los que viven cerca a los cauces de los ríos, las playas o en las laderas de las montañas, pero, poco a poco, estas manifestaciones de la naturaleza se vienen acrecentando. En esta semana, por ejemplo, se presentó un aguacero intenso en Barranquilla, que como de costumbre, alborotó los arroyos y sembró el pánico en esta importante ciudad.

Acudiendo a nuestra memoria y nuestra percepción, no es difícil entender, que estos hechos vienen acrecentándose en el país en los últimos años; aumenta la cantidad de incendios forestales, de aguaceros acompañados de vientos fuertes que destechan e inundan las casas, épocas de sequedad también intensas, que afectan a los seres humanos y provocan la desaparición de animales, y mortandades de peces en ríos y mares.

Pero, pese a las voces optimistas, parece que estos cambios ambientales no se van a sentir a partir de la mitad del siglo XXI, sino que, el medio ambiente ha sido afectado en forma irremediable y ya nos está mostrando su deterioro. Los fenómenos climáticos, como fatídicas cuentas de cobro, comienzan a manifestarse, con fuertes períodos invernales, alternándose con intensos veranos, así mismo, nevadas, tormentas, huracanes, etc. Es de esperar, que los afectados vayan en aumento, pero ya no solo serán los que están en los extramuros de las ciudades  o al lado de los ríos, sino que se extenderán a lugares que hasta hace poco se daban por seguros. En  medio de esta realidad, lo deseable es que la dirigencia mundial esté dispuesta y a tiempo, para reducir al máximo las actuaciones humanas, que están alterando los recursos ambientales y la atmósfera, y precipitando este grave problema.  

Lo más deplorable de los efectos adversos del cambio climático, es que la mayor afectación recaerá sobre la población pobre y vulnerable, que vive en los lugares más propensos a sufrir sus consecuencias. En Colombia es intensa la tarea de las autoridades en la materia, para ejercer una acción educativa, normativa y preventiva, que contribuya localmente a mitigar el problema. Además, los ciudadanos debemos entrar en conciencia y actuar en forma amigable con el ambiente.

Credito
PEDRO LUIS ZAMBRANO

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