Algunos estímulos poéticos para la paz

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Para abandonar la violencia y regresar a la buena convivencia, luego de lograr acuerdos pacifistas, varias naciones han acudido a diversos expedientes. Líbano, por ejemplo, sacudido por varios centenares de miles de muertos, que les dejaba la guerra intestina entre los cristianos e islamistas, prolongada por más de 15 años, acudió a la estrategia de hablarse unos con otros, mantener a mano el teléfono para comunicarse, antes que persistir en el desangre colectivo.

El país mexicano, aún sin reponerse del todo de su guerra civil de las primeras décadas del siglo XX y asediado por su rapaz vecino del norte, que lo había despojado de la mayor parte de su territorio, e iba por más, dio cobijo a grandes artistas del mundo entero, se hizo un país símbolo de la libertad y la solidaridad con el arte, con lo cual indiscutiblemente se ayudó para lograr su encauzamiento democrático y se hizo una patria respetable y universalmente reconocida.

Colombia debe también combinar muchos recursos para hacer otras cosas que no sean la intolerancia y la opción de desaparecer al otro, desde luego el arte debe ser una de las salidas a la nueva convivencia. Por ejemplo, una de estas valiosas herramientas está en la poesía, vale recordar algunos fragmentos de poemas, que nos llevan a pensar en tan deseable utopía.

En sus poemas a la paz, Rafael Alberti nos entrega el siguiente verso: /“¡paz, paz, paz luminosa!/ una vida de armonía/ sobre una tierra dichosa.”/ “Paz sin fin, paz verdadera. / Paz que al alba se levante y a la noche no se muera.’’

Antonio Machado acuñó el siguiente verso: “¡Señor! la guerra es mala y bárbara; la guerra odiada por las madres, las almas entigrece; mientras la guerra pasa, ¿quién sembrará la tierra? ¿Quién sembrará la espina que junto amarillece?”.

Un tercer fragmento nos lo ofrece el pensamiento poético social de Gloria Fuertes: “Si todos los políticos se hicieran pacifistas, vendría la paz.” “Que no vuelva a haber otra guerra, pero si la hubiera, que todos los soldados se declaren en huelga”. “La libertad no es tener un buen amo, sino no tener ninguno” “Mi partido es la paz. Yo soy su líder. No pido votos, pido botas para los descalzos -que todavía hay muchos-”.

Es verdad, son muchas las buenas cosas que nos deben distraer de la guerra.

Credito
PEDRO LUIS ZAMBRANO

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