El pesar por las quemas y la sequía

Pedro Luis Zambrano

Es grande la tristeza que se siente al ver las montañas y los bosques que se consumen por el fuego en tantos lugares del país. Además, resultan insuficientes los recursos con que los organismos oficiales y voluntarios enfrentan los incendios que día a día convierten paisajes hermosos en lugares desolados con color de muerte.

Las autoridades tanto del nivel nacional como locales no concedieron la importancia necesariaa la preparación de la población humana, los hatos ganaderos y demás animales, la agricultura y las actividades productivas, para afrontar un fenómeno como el de ‘El Niño’. Aunque todo estaba pronosticado desde hacía más de un año, ocurrió igual que con el impacto económico por la crisis del petróleo, en que siempre se adujo que esta era una economía blindada contra cualquier dificultad; en el caso de la sequía inminente, se asumió que los embalses tenían buenos niveles y tampoco se dio la suficiente preparación para moderar los consumos y conservar parte del agua existente. Ahora son 600 los municipios en problemas por aprovisionamiento del líquido, sobre todo en la región Andina, la más poblada y las únicas medidas que se pueden tomar en estos casos son de tipo curativo, llevar agua en carrotanques a estos lugares del territorio con altos costos.

La actitud de negar la magnitud de los hechos negativos que se avecinan causa males mayores a la misma población; por ejemplo, para el caso del agua, es harto lo que se puede y debe hacer: primero que todo, fomentar en toda la población, la cultura de preservación de los recursos naturales y el agua, sobre esta última, su uso racional y las acciones necesarias para que se pueda conservaren la naturaleza y los lugares de aprovisionamiento, sin contaminarse. En los habitantes del campo, es necesario divulgar y estimular hábitos de conservación de los bosques, alrededor de los nacimientos y a lo largo de las cuencas.

Estas acciones son costosas y existen muchas otras prioridades, pero es insensato pensar que puede existir algo más importante que la conservación del agua, porque lo que se está viendo muestra que no estamos exentos de ver en el futuro poblaciones urbanas y rurales que tengan que desplazarse, por no disponer de este recurso vital. Hay que rectificar el camino en esta materia y el fenómeno de ‘El Niño’ es un oportuno aviso.

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