Elecciones sus bondades y problemas

Pedro Luis Zambrano

La jornada electoral para la provisión de los poderes políticos locales, es un hecho importante, puesto que se trata de una expresión máxima de la democracia, como lo consagra la Constitución Política en su artículo 40: “Todo Ciudadano tiene derecho a participar en la conformación, ejercicio y control del poder político. Para hacer efectivo este derecho puede: elegir y ser elegido; tomar parte en elecciones, plebiscitos, referendos, consultas populares y otras formas de participación democrática; constituir partidos, movimientos y agrupaciones políticas sin limitación alguna y difundir sus ideas y programas; tener iniciativa en las corporaciones públicas; acceder al desempeño de funciones y cargos públicos”.

Mantener provisto el poder político en las regiones en manos de los líderes legitimados por el voto popular, es un hecho fundamental de la mecánica democrática, que sustenta la participación de lo local en el desarrollo, para fomentar la mayor equidad territorial posible.

No obstante lo anterior, para los colombianos también es claro que en ejercicio actual de la política, el país afronta peligros que no son de poca monta. El hecho de que la actividad proselitista se convirtió en una plataforma tomada por los poderes caudillistas y las empresas electoreras, es un hecho que ocurre desde el mismo comienzo del desempeño republicano. Pero, es innegable que hoy el estado de decadencia y corrupción del sistema político colombiano es alto y con tendencia a agravarse; como ocurrió en la pasada campaña de elección Presidencial, (independiente de que muchos votamos por él presidente actual, por hacer cierta la causa de la paz), sabemos que él debió hacer pactos con distintos actores políticos locales, muy controvertidos y que inspiran gran desconfianza por sus conductas y por estar comprometidos en investigaciones de todo tipo.

Es innegable que las elecciones que hoy se cumplen en todo el territorio, muestran la intensificación del problema, que puede llegar en el corto plazo a ser limitante del desempeño institucional nacional. Los partidos en su mayoría, como ya se hizo costumbre, avalaron abiertamente en muchos de los departamentos, a las mismas personas cuestionadas, o a sus familiares y amigos. Lo preocupante del caso, es que los ciudadanos sabemos que tendremos más corrupción y vicios en los poderes locales, pero que no podemos evitarlo, porque, con pocas excepciones, el político es el sistema social más contaminado del país, pues esos partidos que son sus instituciones emblema, se han inmiscuido en ese norte indeseable.

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