Morir solo después del oro olímpico

José Germán Zarama De La Espriella

Los tolimenses que celebran aún el mejor desempeño histórico de nuestros deportistas olímpicos, volverán ahora la atención a otros temas vitales. Y lo harán reconociendo que los juegos olímpicos han sido una perfecta alegoría de nuestras vidas.

Al cabo, cada persona representa la medalla de oro de una épica carrera de espermatozoides, ganadores universales. Estos certámenes olímpicos son entonces también la expresión del mayor esfuerzo biológico del ser humano. Y, cómo desconocerlo, los juegos olímpicos son además expresiones del espíritu para superar la adversidad durante determinado ciclo vital. Así lo han demostrado nuestros medallistas.

Seguramente también hay algunos lados oscuros que exorcizar de la naturaleza humana alrededor de este fragor olímpico. Pero, en general, entre todas las actividades en que compiten seres humanos, las olimpiadas podrían ser las más edificantes.

Y lo son, en particular, en la medida en que competimos con nosotros mismos, para ser cada día mejores, para dar todo nuestro potencial biológico. Y qué mejor manera de medir nuestro desempeño que en unos juegos enfrentados a los mejores.

No obstante, la verdadera competencia debería ser con nosotros mismos.

Y la humanidad seguramente va a estar ahora muy pendiente de un ejemplo de este pensar en los próximos ‘Juegos Paralímpicos’. Se trata de las olimpiadas para personas discapacitadas, que se llevarán a cabo también en Río, el mes próximo.

En estos juegos la deportista Marieke Vervoort va a competir por la medalla de oro, antes de poner fin a su vida. Vervoort, confinada a una silla de ruedas por una enfermedad degenerativa, sufre de dolores insoportables.

Me aparto de la opinión del cronista de AFP, quien presume que Marieke hace todo este esfuerzo para dejar una huella. Creo mejor que su motivo trascendental no es sencillamente buscar el oro por la gloria, si no dar todo de sí misma antes de entregarse al descanso final, tras el máximo esfuerzo.

En realidad Marieke ya ha dejado su huella en las vanidades de la historia olímpica. En Londres 2012, obtuvo un oro en los 100 metros lisos y plata en los 200 y los 400 metros lisos.

Pero, en pleno uso de facultades, ha anunciado que Río 2016 será su última competencia, antes de poner fin a su vida. Su fecha de deceso, según ella, está programada para el 2017.

Sé que muchas polémicas sobre esta decisión se darían en Colombia, donde la eutanasia no está permitida por la ley, como sí lo es en Bélgica. Ese juicio moral estará en la conciencia de cada quien.

Por ahora solo resalto el compromiso del alma y el espíritu de cada deportista, de entregar lo mejor de uno en determinado ciclo vital. Este es el ejemplarizante caso de la competencia de Vervoort.

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