Los cambios en Colombia y el pastorcito mentiroso

José Germán Zarama De La Espriella

Los resultados de la mayor confrontación ideológica ocurrida en Colombia hasta ahora, en el Siglo XXI, son ampliamente conocidos. Lo único claro es que el conteo del plebiscito mostró que la democracia participativa está dividida en dos mitades iguales. Pero estas mitades muestran una importante evolución social.

La evidencia indica que el plebiscito reciente y los sucesos de la semana precedente, marcan tendencias sociales que ameritan profunda reflexión académica. Todo parece indicar que se está gestando un importante cambio generacional en Colombia, impulsado por: hechos políticos, tecnológicos y de traumas históricos que han dejado huellas profundas. La pregunta es: ¿para dónde vamos?.

A nivel político interesa constatar como 52 años de barbarie cambiaron el mapa ideológico de Colombia. Regiones de historial revolucionario, como el Tolima, Santander o los Llanos, cuna de principios liberales y de las guerrillas de los 50, votaron conservadoramente. Tal vez la memoria colectiva, aunada posiblemente a la manipulación informativa, alertó estas regiones contra temores de volver a épocas pretéritas de violencia.

Pero este es apenas un ejemplo de muchos acontecimientos políticos que seguramente serán analizados por investigadores sociales.

También deberíamos estudiar los resultados democráticos, comparando el registro histórico de hace cincuenta años, en regiones que eran muy conservadoras. Departamentos como: Boyacá, Nariño y Valle, así como gran parte de la Colombia rural, votaron mayoritariamente por el cambio del Sí. Habrá explicaciones económicas y de cambios educacionales. Vale la pena anotar, por ahora, que esta apertura ideológica en estas regiones no indica necesariamente cambios revolucionarios. Se da dentro del marco democrático de proscribir la violencia.

Interesantes, así mismo, los cambios de orientación ideológica generacional. Aún faltan datos electorales estratificados por edades, pero podríamos asumir que una gran parte de los abstencionistas fueron jóvenes menores de cuarenta años. Esto contrasta con las decididas marchas estudiantiles post-plebiscito para apoyar la solución pacífica. Uno podría aventurar la tesis de que la mayoría de los jóvenes, ese grueso de abstencionistas, obligados a votar habrían decidido su voto por el sí. Podría ser, aunque lo único claro es que, a diferencia de las generaciones estudiantiles que los precedieron, estos colombianos están hartados de la violencia.

También es claro que los medios masivos de comunicación tradicionales ya no determinan la ideología de la sociedad, a diferencia de épocas pasadas. Esto que ocurrió antes en la Gran Bretaña, con el Brexit, fue lo mismo que pasó en Colombia. La influencia de los ‘medios sociales’, desgraciadamente tan manipulables como quedó demostrado, determina en estos tiempos la opinión de la gente.

A pesar de todas las mentiras e intenciones de confundir por estos medios, hay un lado optimista. Los jóvenes son menos manipulables y actualmente los desinformadores caen más temprano que tarde. Recordemos al ‘Pastorcito Mentiroso’.

Comentarios