Victorias para lamentar

José Germán Zarama De La Espriella

Este segundo semestre de 2016 nos ha ofredo tres ejemplos clásicos en el tema de las victorias pírricas en la política. Estos son, en orden cronológico: la batalla británica del Brexit, la contienda del plebiscito en Colombia y la lucha revocatoria de Maduro en Venezuela.

En el caso de la Gran Bretaña, Boris Johnson fue el líder conservador que usó todas las armas para sembrar el miedo entre los votantes. El uso de argumentos falaces, de medias verdades y exageraciones fue tan contundente que exacerbó el chauvinismo y las fobias de esos ciudadanos mayores considerados tan ‘flemáticos’. Cuando la batalla electoral concluyó, los aislacionistas habían logrado decapitar al primer Ministro, David Cameron, y establecer un nuevo gobierno.

Pero, una vez que se disipó el humo de la confrontación, Johnson se dio cuenta del altísimo costo para su credibilidad y reputación que había pagado. Él mismo se hizo entonces al margen, con el mayor cinismo, asustado por el precio político que deberá pagar su partido. Quizá esto ocurra en un plazo más o menos corto, con el enorme costo del derrumbamiento de la quinta economía del mundo. Estratégicamente, los conservadores de Johnson se han perjudicado como opción de gobierno tras ese triunfo del Brexit.

En Colombia, la oposición de derecha trabajó arduamente durante casi cuatro años, para evitar que un proyecto de paz liderado por el Gobierno recibiera el beneplácito democrático. La propuesta consultaba si se debía tender o no un ramo de olivo a los debilitados enemigos de la sociedad, tras medio siglo de barbarie. Con estos antecedentes, el plebiscito tocaba las fibras más profundas de los colombianos, tanto de temor, representado en el ‘No’, como de esperanza del ‘Sí’. Recién concluido el conteo de las urnas, todos los promotores del ‘No’ sintieron que habían derrotado al establecimiento en una batalla épica. Santos y su paz se tambaleaban.

Pero, no había pasado ni una semana desde el plebiscito, cuando quienes impulsaron el ‘No’ presintieron que habían pagado un precio político demasiado alto ante sus propios votantes. Las marchas estudiantiles que unieron al ‘Sí’ y al ‘No’, la confesión de estrategias sucias de campaña y las reacciones internacionales desnudaron el costo de esa pírrica victoria. Las posibilidades de alcanzar el poder en 2018 parecerían inversamente proporcionales al grado de responsabilidad que pudieren tener en un eventual hundimiento del acuerdo de paz.

Y en Venezuela, el Gobierno se anotó la victoria final en la batalla por liquidar el referendo revocatorio. La fiera acorralada se defendió empleando sus últimos efectivos democráticos, para liquidar la oposición. Pero no acababan de festejar este triunfo de matar al referendo, cuando se han dado cuenta de que perdieron todos sus efectivos democráticos, al deslegitimar el proceso.

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