América en los últimos días

José Germán Zarama De La Espriella

Para la mayoría de demócratas del mundo las noticias políticas de EE.UU. el martes próximo podrían ser aterradoras, ante un eventual triunfo del candidato republicano Donald Trump.

El susto no es para menos. El poder que controla la mayor superpotencia militar de la historia, así como la mayor economía mundial podría caer en manos de un líder impredecible. Si nos atenemos a las evidencias de campaña para juzgar a Trump, solo podemos sentir escalofrío, al recordar la historia alemana de noviembre de 1932. El 6 de noviembre fue el día cuando Hitler recibió en sus manos el principio de su poder, impulsado por apenas una votación del 33%. Nadie reparó entonces en los antecedentes sociópatas del futuro Führer, que la propaganda de Goebbels convertiría en un ídolo de masas. Pero tampoco, en la América del Siglo XXI, parece importar que un candidato claramente xenófobo, misógino, aliado del ‘dictador’ Putin, esté a punto de triunfar.

Trump es la promesa para los trabajadores nacionalistas de EE.UU. de que podrán volver a mejores épocas. El mensaje subliminal del republicano, alienta en los blancos esperanzas de volver a esos días en los cuales bastaba con ser ‘wasp’, para vivir mejor que ‘los demás’. O mejor, a costa de los demás. Y hoy, como en los días nazis, cuando los judíos ayudaron a galvanizar resentimientos profundos para justificar al dictador, también Trump ha encontrado a alguien para estigmatizar. Los judíos de la Alemania nazi, son ‘los latinos’ de esta república norteamericana de hoy.

En esta estrategia de unir a todos contra el enemigo común, los republicanos han logrado convencer también a muchos afroamericanos y marginados de distinto origen social, con el argumento de frenar al enemigo común. De hecho, la población hispana, que desde ya es la mayor minoría de esa nación, asusta a muchos votantes ‘gringos’ de condición variopinta. Y es que los hispanos, a punta de sufrimiento, soportan jornadas más largas de trabajo y agradecen hasta los sueldos más bajos. La mayoría de ellos vienen del México marginal, donde aprendieron a ser creativos para poder sobrevivir, cualidad que emplean a fondo en la supervivencia laboral. Simplemente, ante estos hispanos los wasp más marginados y los negros del común no pueden ser competitivos.

Estos americanos amenazados por inmigrantes latinos son la gran base electoral que hoy apoya al magnate. Todos ellos olvidan las características sociopáticas del mediático depredador económico y sexual blanco, símbolo millonario del capitalismo salvaje y la falta de solidaridad social al tributar. Y lo hacen motivados por el odio a los ‘recién llegados’ que alteran la paz del barrio. O quizás lo hagan ilusionados con ese enorme muro que levantará Trump les devolverá los empleos perdidos y la dignidad de América.

Comentarios