Peñalosa y el apalancamiento revocatorio

José Germán Zarama De La Espriella

En este mundo de posverdades, tan patético hoy en la política mundial, las comunicaciones políticas suelen tener un horizonte táctico pero no siempre estratégico. Esto parece estar ocurriendo con la campaña de consecución de firmas para revocar al alcalde Enrique Peñalosa. Y, aunque ganen batallas, las victorias tácticas no siempre llevan a ganar la guerra (recordemos a Churchill: “de derrota en derrota hasta la victoria final”).

Si uno estudia una por una las razones invocadas para firmar la solicitud de revocatoria, encuentra que hay escasa racionalidad y muy poca concordancia fáctica. De Peñalosa se dicen muchas cosas ‘indignantes’. Abundan argumentos ‘posverdad’: deficiente ejecución presupuestal, recortes en salud, reducción de metas en cupos escolares, e insensibilidad con adultos mayores en uso de espacios públicos. Si examinamos las respuestas públicas y formales, se trata de justificaciones dirigidas a exaltar las emociones populares, que son desmentidas con hechos y datos por la gente de Peñalosa (http://www.eltiempo.com/bogota/detalles-de-la-revocatoria-al-alcalde-de-...).

De otra parte, en temas igualmente importantes más no controvertidos por los revocadores, como la seguridad, los indicadores son muy positivos. Se supone, según las estadísticas, que hay menos homicidios, menos robos de celulares y menos lesiones personales que hace un año. Pero, si creemos en las cifras oficiales, ¿por qué Bogotá no está contenta con Peñalosa?; ¿por qué según Gallup, 75 por ciento lo desaprueba?

En realidad, en el imaginario popular, probablemente Peñalosa representa desde su figura, su discurso y su manera de hablar a un sistema que el subconsciente colectivo popular rechaza. Esta es su manera de ser, como político tecnócrata nacido del sistema, y esto afecta su credibilidad inicial como gobernante en épocas de indignación política. Esta situación de origen, y el poder de comunicación de ‘posverdades’ de una poderosa maquinaria política anhelante del poder, explicaría los resultados de las encuestas.

Sin embargo, todo juega estratégicamente a favor de Peñalosa, incluso el liderazgo de Petro y su reconocida dialéctica de posverdades en la revocatoria. Es muy posible que Petro gane la batalla por las firmas. Pero es bastante dudoso que la revocatoria lleve a votar a cerca de un millón 100 mil ‘bogotanos’, 550 mil y uno de ellos a favor de la revocatoria, para sacar a Peñalosa del cargo.

Si los planes de gobierno se cumplen, las posverdades de la oposición terminarán derrumbándose por sí mismas antes de tres años. Peñalosa terminaría entonces arropado con una popularidad semejante a aquella que logró al terminar su primera alcaldía. El paradigma de la popularidad del ‘producto’ Peñalosa habría cambiado a favor. Y todo estaría apalancado en el punto de oposición de una revocatoria que muy probablemente fracasará. Quizás, gracias al fracasado esfuerzo revocatorio, Peñalosa sea impulsado como candidato presidencial con mucha opción en 2022.

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