El Papa con Abello y los desterrados del paraíso

José Germán Zarama De La Espriella

Alberto Abello Vives, reconocido intelectual samario, fue designado Director de la Red de Bibliotecas Públicas del Banco de la República. Este hecho y la anunciada visita papal a Cartagena podría motivarnos a leer un libro en el cual trabajó Vives: ‘Los desterrados del paraíso’. El libro, disponible gratuitamente en Internet (en PDF), es una compilación de 15 ensayos socio-económicos, cuyos editores fueron Alberto Abello Vives y Francisco Javier Flórez. Quizá entre las páginas de este texto están las razones fundamentales de la ‘pobreza’ de esa otra Cartagena. Pero cuál es la realidad de Cartagena. Según un reciente informe del DNP: “La pobreza monetaria de Cartagena es la segunda más alta entre las principales ciudades del país” (la primera es Quibdó, en el Chocó)... Cómo es posible, preguntarán muchos turistas deslumbrados por la imagen de la ciudad, cuyo ingreso per-cápita estaba estimado en 13.3 millones de pesos de 2012. Aún al cambio en dólares del devaluado peso de hoy, representaría US$4.608, un indicativo de ingreso medio alto en el contexto internacional. El problema no es la falta de riqueza, dicen los economistas, sino una muy inequitativa distribución de la riqueza.

El visible crecimiento económico de Cartagena por sí solo no puede reducir la pobreza en una sociedad donde hay mucha segregación étnica y cultural. Si una persona es analfabeta y negra, por ejemplo, así crezcan mucho la economía y el boom turístico, no va a poder aprovechar esas posibilidades. Volvamos a las cifras. El barrio más poblado de Cartagena, la Isla de León (con 41.068 habitantes, en su mayoría afroamericanos), por ejemplo, está recibiendo a familias inmigrantes muy pobres. Algunas vienen de Venezuela y otras del resto de poblaciones de Bolívar, encandelilladas por la aparente prosperidad de la ciudad o desplazadas por la guerra. En este sector de Cartagena, específicamente en El Pozón, la escolaridad promedio es de sólo 6,4 años de educación, mientras que en Bocagrande alcanzan 12,6. Y, sin duda, se debe invertir más en cultura. En esto ayudaría recordar a cartageneros que salieron del gueto, gracias a su inmenso esfuerzo cultural. En el Cementerio de Manga, por ejemplo, quedan los vestigios del único presidente negro de Colombia, Juan José Nieto. Sí, Nieto Gil fue nuestro presidente, 150 años antes del ascenso de Obama, el primer mandatario afroamericano de los EE.UU.

Nieto, hijo de fabricantes de mechas de algodón, nació en 1804. Fue un militar autodidacta, liberal federalista y literato consumado, quien ascendió socialmente gracias a su propio tesón. En 1861 fue presidente de la Confederación Granadina. Excepcionalmente fue uno de tantos afrocolombianos ‘desterrados del paraíso’, que se redimió culturalmente solo. Educar a estos ‘afrocartageneros’ y dignificar su cultura serían retos papales promoviendo la equidad social.

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