Resultados de la marcha de la gota fría

José Germán Zarama De La Espriella

Cuando en febrero se lanzó la convocatoria para la marcha de ayer, fue claro el llamamiento a protestar contra la falta de voluntad para acatar el referendo de la paz. Sin embargo la expectativa de las siguientes semanas fue variando en el foco del mensaje. Se pasó de invocar el ‘respeto a la voluntad popular’ a marchar contra la corrupción, y días después a una especie de memorial de agravios. Entre estos inconformes con el Gobierno se contarían desde luego políticos coyunturalmente unidos en el No ‘refrendatorio’, como Alejandro Ordóñez, Marta Lucía Ramírez o Pastrana.

Incluso se llegó a promover que ese día se efectuara el lanzamiento político de uno de los confederados: la candidatura presidencial del exprocurador Alejandro Ordóñez. Lo cierto es que, ante tantas expectativas difusas en los días previos a la cita política, el claro mensaje inicial perdió mucha nitidez. Diría uno que el propósito se volvió bastante confuso.

Transcurrida la marcha, para el común de los colombianos, que poco entienden de sutilezas políticas, esta fue una confrontación de los uribistas contra ‘los no uribistas’. Y en esta última categoría se incluyen todos los partidos que hacen parte de la amplia coalición de gobierno. El espectro gobiernista va desde la derecha de los conservadores colaboracionistas, atraviesa el centro-santismo, y llega hasta la izquierda de Clara López o Lucho Garzón.

Pero recordemos que el tema inicial era una repetición del pulso refrendatorio del Sí o del No. También son ‘no uribistas’, desde esta perspectiva, el grupo de ‘indignados’ (antes considerado franja de opinión independiente), liderado por Claudia López, Navarro, Fajardo y Robledo. En otras palabras, la marcha se convirtió en marcha del uribismo (Centro Democrático y sus aliados políticos) contra el resto de los colombianos.

La marcha del 1 de abril, tal como se ha planteado, ha sido una especie de final anticipada de las clasificatorias presidenciales para 2018. En este caso se ha jugado la viabilidad política del uribismo, que habría salido fortalecido si las marchas hubieran sido suficientemente concurridas.

En caso de que la participación en la marcha se considerara al menos decorosa, el Centro Democrático, que lidera ese grupo, clasificaría raspando la tabla. Y, por último, si se hicieron contar con una marcha demasiado pobre, difícilmente podría el uribismo presentarse con opción directa de poder para 2018.

En este caso se convertiría, si sale bien librado, en posible apéndice del vargasllerismo u otro semifinalista. Esto definiría también una posible batalla final entre los candidatos del sistema y los indignados. Recordando entonces el popular vallenato de ‘la gota fría’, tras el sábado 1 de abril me llevó él o me lo llevé yo... para que se acabe la vaina.

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