¿De dónde venimos?¿A dónde vamos?

José Germán Zarama De La Espriella

Al comenzar 2018 se acentúan las inquietudes ontológicas que agobian a la humanidad. Quienes coincidimos en leer en las recientes festividades la novela ‘Origen’ de Dan Brown, seguramente encontramos ‘códigos’ y pautas coincidentes con la realidad colombiana. Pautas y códigos que influirán en el curso de nuestra historia y la del mundo en estos 365 días.

Dan Brown, autor de novelas tan famosas como El Código Da Vinci, se ha consolidado como maestro de la novela de suspenso y ciencia ficción. ‘Origen’, un thriller lanzado mundialmente hace casi tres meses, no solo logra sublimizar la expectativa y tensión del lector. También lo nutre de información histórica, cultural y de divulgación científica.

Gracias a esta obra pude recorrer, en apenas dos reposados días de mis vacaciones el corazón de Barcelona, su prodigiosa arquitectura y cultura. Como si fuera poco, repasé información bien documentada sobre inquietudes científicas de toda índole y actualizaciones prospectivas de avances tecnológicos. Toda una apasionante novela, narrada con fundamentos verificables en física cuántica y biología, que están empezando a partir en dos la historia de nuestra humanidad.

A lo largo de Origen el profesor Langdon, alter ego novelesco de Brown, repite dos preguntas que inquietan a todas las sociedades: ¿De dónde venimos?¿Adónde vamos?... Richard Dawkins es uno de los científicos ateos del mundo ‘real’ mencionados directamente en el libro, quien estuvo en un conversatorio universitario hace apenas un mes. Y su participación en un conversatorio con el intelectual padre Remolina, quien podría estar metafóricamente representado en la novela por el obispo Valdespino, despertaron gran interés en Colombia. Los dos, a su manera, explicaron su concepción del origen y el destino del universo y de la humanidad. Y el interés despertado en Colombia no solo fue religioso, ni científico. En el subconsciente de un país tremendamente pugnaz había otro gran interés. Sí, en estas disciplinas intelectuales se encuentran las claves del devenir político en los próximos seis meses.

Tal como vimos, en el debate Remolina-Dawkins no hubo ganador ni perdedor. Tampoco lo hubo al final de la novela entre el religioso Valdespino y el ateo Kirsch. Pero nada puede ser más inspiradoramente espiritual para un país, como Colombia, que tanto ha abusado y abusa políticamente de su fe, que la plegaria de Kirsch. La encarnación novelada del científico ateo, mundialmente respetado e idolatrado, dice en su mensaje de despedida de su vida una motivadora plegaria aplicable a Colombia:

“Ojalá nuestra tecnología nunca deje atrás a nuestra filosofía. Ojalá nuestro poder nunca supere a nuestra compasión. Y que el motor del cambio no sea el miedo, sino el amor”…

“¿De dónde venimos? –preguntó Kirsch. A decir verdad, no venimos de ningún lugar… y a la vez venimos de todas partes”.

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