Prioridades y recursos sagrados

Gran significado tendría el hecho de que se pudiera erradicar la corrupción que campea a lo largo y ancho del país en el manejo de los recursos destinados a la alimentación de los alumnos de las entidades oficiales, trapisondas que consumen millones de pesos y se saldan malversando recursos que deberían ser sagrados.

Cuando en el discurso de posesión para su segundo período el Presidente Santos anunció a la paz, la equidad y la educación como los tres pilares de su nuevo gobierno fueron muchos los que inmediatamente se identificaron con tales prioridades.

La idea ha ido tomando fuerza y concreción ya que algunas de las metas esbozadas en el tiempo y el espacio, si bien loables, resultan en alguna medida de dificilísima concreción de no mediar un esfuerzo presupuestal extremo y el concurso de grandes sectores de la población.

En términos reales la propuesta de convertir a Colombia en la más educada de América Latina para 2015 requiere de ingentes esfuerzos y un sólido y sostenido esfuerzo colectivo.

Sesudos analistas estiman en más de 40 billones de pesos anuales los recursos que por varios años deben destinarse para lograr involucrar a toda la población estudiantil en enseñanza básica primaria y secundaria en una jornada única.

Bien por encima de los 28 billones de pesos que ha asignado el gobierno para lo referente a educación en 2015. Suma que por cierto supera a todos los otros rubros del presupuesto nacional.

Cuando la flamante Ministra de Educación confrontó la situación de la cartera a su cargo, descubrió el alto índice de analfabetismo que afecta al país y con buen tino manifestó que las cosas deben hacerse por el principio, de tal manera que estableció la erradicación del flagelo como prioridad de su gestión.

Como el asunto tiene otras adehalas la esposa del Presidente ha llamado la atención al hecho de que para que haya un significativo avance académico es menester que el alumnado reciba una buena alimentación y para el efecto ha recibido el apoyo de la Fundación Éxito, que con el concurso de los clientes de sus almacenes y una porción de sus utilidades desarrolla desde hace varios años el programa Goticas por medio del cual contribuye al soporte de diversas instituciones en varias regiones.

Sobra decir que iniciativas similares contribuyen a paliar las inmensas necesidades que se perciben sobre el tema en el país en el que el 13 por ciento de los niños sufre de desnutrición y, seguramente, se necesitarán muchas más que contribuyan de manera coordinada y eficiente en el propósito.

Gran significado tendría el hecho de que se pudiera erradicar la corrupción que campea a lo largo y ancho del país en el manejo de los recursos destinados a la alimentación de los alumnos de las entidades oficiales, trapisondas que consumen millones de pesos y se saldan malversando recursos que deberían ser sagrados.

REDACCIÓN EDITORIAL

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