Salir bien del trance

Por cierto, se ha advertido gran mesura no solo del Gobierno y la insurgencia respecto del confuso episodio sino del Centro Democrático pues ni siquiera reveló las coordenadas del sitio de liberación. De tal manera que se mantiene la expectativa acerca de lo que ha de acontecer de ahora en adelante y cuáles han de ser las nuevas condiciones para proseguir las conversaciones.

Tras enorme expectativa fueron liberados por parte de las Farc el brigadier general Rubén Darío Alzate y sus dos acompañantes en el municipio de Vigía del Fuerte, en los límites del Chocó con Antioquia.

La entrega al Comité Internacional de la Cruz Roja CRIC y los delegados de los países garantes, Noruega y Cuba, fue encabezada por Pastor Álape, uno de los negociadores en La Habana y miembro del Secretariado quien se desplazó desde Cuba para solemnizar la liberación.

Luego de la entrega el grupo fue trasladado a Medellín dentro de la mayor reserva y de allí llevado a Bogotá para practicarles una rigurosa serie de exámenes médicos. Al momento de escribir estas líneas no se había definido si el general concedería una rueda de prensa en la que despejaría las múltiples incógnitas relacionadas con su presencia en una zona roja, sin armas y sin escolta, en una acción que puso en peligro y todavía tiene en la incertidumbre las conversaciones de La Habana.

Se especulaba, también, sobre una posible intervención pública del Presidente Santos para referirse a la liberación y a la posición del Gobierno respecto de la postura de las Farc, expresada a raíz del levantamiento de la mesa de diálogo de los delegados del Gobierno por cuenta de la retención del general, los tres uniformados y la abogada.

Por cierto, se ha advertido gran mesura no solo del Gobierno y la insurgencia respecto del confuso episodio sino del Centro Democrático pues ni siquiera reveló las coordenadas del sitio de liberación. De tal manera que se mantiene la expectativa acerca de lo que ha de acontecer de ahora en adelante y cuáles han de ser las nuevas condiciones para proseguir las conversaciones.

Una cosa sí es segura: el alto mando militar ha de excluir de la indumentaria de los generales las bermudas para pasear en los ríos.

El delicado episodio salió bien, falta ver lo que viene en el camino.

REDACCIÓN EDITORIAL

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