De malas para contratar

Hacer un breve recuento solo produce rabia y mala sangre, ya que, además, se confirma una especie de selección de los menos idóneos, los más descuidados y los carentes de cualquier signo de pulcritud en los manejos de los dineros públicos, cuando no de los que ostentan con suficiencia todas y cada una de las mencionadas características.

o ha tenido suerte el departamento del Tolima en la designación de los contratistas de obras de gran calado. Vale decir, también, que en la mayoría de esas decisiones la región y sus habitantes no han tenido ni voz ni voto, pues han sido determinaciones de los diferentes gobiernos nacionales en los que el Tolima ha tenido escasa participación.

Hacer un breve recuento solo produce rabia y mala sangre, ya que, además, se confirma una especie de selección de los menos idóneos, los más descuidados y los carentes de cualquier signo de pulcritud en los manejos de los dineros públicos, cuando no de los que ostentan con suficiencia todas y cada una de las mencionadas características.

Imprescindible resulta encabezar con la doble calzada Bogotá- Girardot cuyos ejecutores a más de llevarse el campeonato de la incompetencia y la demora, añaden la pésima calidad de los acabados y diseños y la inestabilidad de los trabajos realizados.

Concesión que se está cobrando desde su iniciación, tiene en el momento varios trayectos fuera de servicio y por los que nadie reclama ni ha hecho valer las pólizas constituidas. No sobra recordar el carácter estratégico de la vía y el hecho de que buena parte de la misma transcurre en territorio tolimense.

Al sur del departamento el Triángulo del Tolima, prometido en secuencia por todos los gobiernos que en el país han sido, paralizado por lustros y solo recientemente ha recobrado actividad y tan solo supera la mitad del camino y se está a la espera de una inyección de presupuesto.

Por todo el departamento el calamitoso Plan 2500 que se llevó las palmas en cuanto a corrupción e ineficiencia con perjuicio para las comunidades que cifraron en tal desastre sus esperanzas de comunicación.

Sin duda debe hacerse referencia a la restauración del Panóptico de Ibagué, en cuyo caso no puede culparse a nadie distinto de los funcionarios que han tenido relación con su ejecución y que son, en su mayoría de la región, elegidos por los mismos tolimenses y conocidos de autos. El Gobierno nacional cumplió con entregar la estructura y el dinero requerido para la restauración pero se convirtió en coto de caza de una taifa de maleantes.

Para rematar al occidente en el Túnel de La Línea y sus accesos con similares protagonistas, parecidos atrasos y complicaciones semejantes del que, finalmente, el Gobierno se apersonó y ha desechado la propuesta del incumplido contratista que pretendía obtener una ampliación del plazo de más de un año y presentaba un nuevo aportante para suplir el dinero requerido. La negativa de Invías a través de su recién posesionado Director, Carlos García, ha de concluir con la caducidad del contrato y la apertura de una nueva licitación que añadirá retraso a la puesta en funcionamiento. Es de esperar que en la selección no nos vuelvan a meter gato por liebre.

REDACCIÓN EDITORIAL

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