Editorial: De emblemas y escenarios

Algo parecido ocurre con los ciclistas que parecen decididos a tomarse el liderato mundial, pero con una extraña percepción: si no se gana la Vuelta, el Giro o el Tour se considera una frustración.

En estas épocas en las que se presenta una irreductible polarización de opiniones en el país, fortalecida por un insalvable enfrentamiento político entre dos fuerzas para las que no valen razonamientos, ni siquiera el bienestar general de la comunidad sino todo se remite a una confrontación de egos hipertrofiados, bien le hace la existencia de una entidad que concita el apoyo de todos y se convierte en un emblema de unidad, como lo es la Selección de Fútbol.

Niños y ancianos, mujeres y guerreros, blancos y negros, ricos y pobres, todos a una vibran con las actuaciones del equipo nacional. No importa si juegan excepcionalmente o parecen desconocidos en la cancha. Siempre sale un James como el mejor goleador del torneo, un Ospina como el mejor arquero, un defensor excelso como Yepes o Murillo o un muro como ‘la Roca’ Sánchez. En esta se marcha invicta hasta cuando nos derrota Brasil con un controvertido fallo, mientras en la otra se toma revancha y se vence al que otrora fuera el mejor equipo del mundo. El día del partido el país sale uniformado a la calle con la casaca de la Selección para disfrutar (y padecer) de 90 minutos de éxtasis y esperanza.

Algo parecido ocurre con los ciclistas que parecen decididos a tomarse el liderato mundial, pero con una extraña percepción: si no se gana la Vuelta, el Giro o el Tour se considera una frustración.

Mas he aquí que Ibargüen, Pajón, Montoya, Rentería, Calvo, Giraldo y tantos otros que solo se satisfacen con el oro y le muestran al país que se puede ser el mejor del mundo con esfuerzo, dedicación y compromiso.

De otro lado y tras apreciar la Copa América queda un agridulce sabor al observar la calidad, comodidad y dotación de todos los estadios chilenos y compararlos con el Murillo Toro de Ibagué, que tras 60 años e incontables remodelaciones y millonarias inversiones todavía está a la espera de un contratista cumplido y un presupuesto ajustado.

REDACCIÓN EDITORIAL

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