Editorial: Lecciones de historia

No cabe duda del efecto que este libro tuvo al final de la II Guerra Mundial y que fuera la base del tratamiento dado por los Aliados a la Alemania derrotada, con consideraciones y facilidades de todo tipo, a más del Plan Marshall que benefició a todas las economías afectadas por la guerra.

La troika que impuso las drásticas restricciones al gobierno y los ciudadanos griegos debería repasar la historia. En particular la Canciller alemana, Ángela Merkel, cuyo país hubo de padecer, hace casi un siglo, similares restricciones que condujeron a la ruina a sus compatriotas y abonaron el camino para la aparición de esa abominación llamada nacional- socialismo y su enajenado líder Adolfo Hitler.

No que la empobrecida y mal administrada Grecia tenga en el presente la capacidad de Alemania para amenazar el destino de la humanidad, pero sí para iniciar, en unos pocos años, una serie de descalabros económicos que permearían, en particular, a los países del sur de Europa.

Muy oportuno sería que se estudiara lo ocurrido con el injusto y repudiable Tratado de Versalles impuesto por Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos a la derrotada Alemania de la llamada entonces Gran Guerra. En particular, les convendría leer con detenimiento ese clásico de la literatura económica y política escrito por el británico John Maynard Keynes llamado Las consecuencias económicas de la paz, en el que el economista anticipa con precisión asombrosa lo que habría de suceder, el descalabro de la llamada República de Weimar, las afugias del gobierno alemán para atender las sanciones, la reacción del pueblo alemán y la aparición de un sentimiento de reivindicación y venganza que terminaría en una segunda conflagración orbital.

No cabe duda del efecto que este libro tuvo al final de la II Guerra Mundial y que fuera la base del tratamiento dado por los Aliados a la Alemania derrotada, con consideraciones y facilidades de todo tipo, a más del Plan Marshall que benefició a todas las economías afectadas por la guerra.

De entrada se sabe que las medidas adoptadas para Grecia por el FMI, el Banco central Europeo y la Comisión Económica Europea no entrañan la solución a los problemas y, si cabe, los agudizan por lo que la situación económica, social y política de Grecia se tornará inmanejable en cosa de dos o tres años y sus convulsiones se transmitirán a otros países vulnerables que hacen parte de la Unión Europea.

Haría bien la Canciller alemana en leer sobre su propia historia. Recomendación que debe extenderse a todos aquellos que examinan tratados y conversaciones de paz.

REDACCIÓN EDITORIAL

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