Editorial: Treinta años

El objetivo primordial de formar buenos ciudadanos se ha cumplido a cabalidad y simultáneamente la calidad académica ha sido una constante, permanentemente refrendada en las pruebas de estado y las ediciones de organismos nacionales e internacionales.

desde los albores de la República los fundadores de la nación colombiana empeñaron su actividad en la creación de una red de colegios oficiales en los que imperara la calidad académica y en los que se forjaran quienes habrían de regir el país y las regiones. Esa distinción la tuvo en el Tolima el colegio de San Simón, claustro ilustre, en donde, por supuesto, eran designados como rectores y profesores los más distinguido y destacado de la intelectualidad de la región.

Con los años y la inclusión plena de la mujer en la vida de la nación se añadieron a la selección colegios públicos y privados como el Santa Teresa de Jesús, el Liceo Nacional y se procedió a convertir en entidades integradas a instituciones como el San Luis Gonzaga.

Por diversas razones, entre las cuales se cuentan determinaciones gubernamentales y asignación de responsabilidades a los gobiernos locales se fue deteriorando la calidad, la posición entre entidades similares del país se vino a menos y las exigencias cada vez más altas de la vida académica, empresarial y laboral hicieron prender las alarmas a un grupo de familias que buscaban lo mejor para sus hijos que se asomaban a las aulas escolares.

Fue así como tras un proceso de meses tomó forma lo que hoy es una espléndida realidad: el colegio San Bonifacio de Las Lanzas.

El viernes pasado se cumplieron 30 años de la fundación de esa corporación para lo que trabajaron con denuedo los integrantes del núcleo fundador, otros familiares (abuelos y padres) de los potenciales educandos y el grupo de educadores y personal administrativo seleccionado con el apoyo de la Corporación Para el Desarrollo Humano, que había cumplido función similar en la fundación de la Universidad de Ibagué.

De los 127 alumnos del inicio se ha ampliado la oferta a los 650 actuales y en 22 promociones han egresado 475 bachilleres que, a más de destacarse en la vida universitaria comienzan a ocupar lugares de renombre en diversas actividades.

La evolución en procura de la calidad ha sido la constante en la vida de la institución que ha desarrollado programas pedagógicos exitosos, que en varias ocasiones se han querido compartir con otras instituciones; sin embargo, no han recibido el necesario entusiasmo que merecería la oferta y que podría replicarse para beneficio de muchos otros.

El objetivo primordial de formar buenos ciudadanos se ha cumplido a cabalidad y simultáneamente la calidad académica ha sido una constante, permanentemente refrendada en las pruebas de estado y las ediciones de organismos nacionales e internacionales.

El San Bonifacio es prueba de que no existen límites insuperables cuando una comunidad se lo propone. ¡Felicitaciones a quienes han hecho posible tan ejemplar cometido!

REDACCIÓN EDITORIAL

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