Editorial: Nos leen

Lo que ocurre, entonces, no es que el periódico y sus editoriales tengan el poder de manipular la opinión de los ibaguereños y visitantes, sino que la administración ha terminado creyéndose sus propias mentiras y las de sus asesores.

En esta redacción existía la errada presunción de que en el Palacio municipal no leían la información y, mucho menos, las notas de opinión, que se publican en el rotativo. Concepción totalmente equivocada como se puede concluir al escuchar los pronunciamientos del Alcalde con ocasión de la reciente visita del presidente Santos y que estuvieron dedicados a asignarle a lo que aquí se publica el origen de todas las percepciones que tiene cerca del 80 por ciento de los ibaguereños (de acuerdo con encuestas llevadas a cabo por medios nacionales) que se muestra a disgusto con las ejecutorias de la actual administración.

Tal parece que el problema es que no atienden (o entienden) lo que aquí se escribe, que comenzó con esperanzadoras sugerencias, trocó en impotentes señalamientos hasta convertirse en reclamos angustiosos.

Según el Alcalde (o quienes le manufacturan sus discursos) en esta redacción se fragua el pesimismo, se está en oposición al progreso y, por ignotas razones, no se alaban los estupendos logros alcanzados en casi cuatro años de gestión.

Tal vez aquí se ha impedido que los multimillonarios contratos para dotar a Ibagué de un acueducto complementario avancen siquiera en una mínima porción. Con esas extrañas lucubraciones es que el compromiso de Ibagué de escenificar los deportes asignados en los Juegos Nacionales esté en duda a menos de dos meses de su iniciación y todo por lo que se publica en EL NUEVO DÍA.

En el mismo sentido se culpa al periódico, a la comunidad de Cataima y Cataimita y a Vapi de boicotear el suministro de agua para El Tejar contratado con unos incompetentes. También, al parecer, el que un ministro que recientemente visitó la ciudad haya tenido que hacer sus necesidades en el baño de mujeres del aeropuerto es consecuencia de los negativos escritos que aquí se publica. Lo mismo que el Panóptico siga convertido en el emblema de la ineptitud y la corrupción o que la ciudad no avance en la conformación de un sistema de transporte colectivo y, a lo mejor, también se le van a asignar a los editoriales las altas temperaturas.

Según tan extrañas interpretaciones, es culpa de EL NUEVO DÍA que cada vez que venga el vicepresidente Vargas reclame por la falta de ejecución en los trabajos del acueducto que cuenta (o contaba) con la financiación del Gobierno nacional, que Andrés Botero (el director de Coldeportes) señale que se asignarán a otras sedes los torneos de más deportes, que Mariana Pajón sea pesimista sobre la ejecución a tiempo de la pista de BMX y lo mismo ocurra con los señalamientos de la ‘Chechi’ Baena respecto de la pista de patinaje o el concepto sobre la capacidad de ejecución de la administración que existe en el Ministerio de Cultura.

Lo que ocurre, entonces, no es que el periódico y sus editoriales tengan el poder de manipular la opinión de los ibaguereños y visitantes, sino que la administración ha terminado creyéndose sus propias mentiras y las de sus asesores.

REDACCIÓN EDITORIAL

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