Editorial: Propuestas y presupuestos

Hace un par de meses se hablaba con orgullo de que las exportaciones no tradicionales del Tolima se habían triplicado al llegar a 90 mil dólares anuales, cuando simultáneamente se conocía que Antioquia superaba los 300 millones de dólares anuales.

A menos de 50 días de las elecciones en las que se han de elegir gobernador, alcaldes, diputados, concejales y ediles comienzan a aflorar propuestas en medio de la tradicional maraña de insultos y señalamientos.

Sin duda eso es lo que debe llamar la atención del elector más allá del pequeño contrato, la pasajera posición burocrática o el refrigerio del día de los comicios.

Por cierto, nadie está en contra de que los aspirantes dejen volar su imaginación y creatividad en la intención de solucionar las carencias y necesidades acumuladas por las comunidades a lo largo de los años.

Está bien que las metas sean altas y que para alcanzarlas no se reduzcan las propuestas a lo que puedan surtir los congruos presupuestos locales y regionales, sino que se enfoquen en lo que se puede obtener y coordinar con recursos del orden nacional o del que disponen agencias internacionales que de esta manera justifican su existencia y cumplen con su misión. En tal sentido no se puede pecar de tímidos, siempre y cuando se cuente con la capacidad y la voluntad de ejecución para no ir a dejar los apoyos sin utilizar o en el triste depósito de las vigencias expiradas.

Mirar allende las fronteras departamentales puede servir de inspiración para poner la mira en propósitos alcanzables. Hace un par de meses se hablaba con orgullo de que las exportaciones no tradicionales del Tolima se habían triplicado al llegar a 90 mil dólares anuales, cuando simultáneamente se conocía que Antioquia superaba los 300 millones de dólares anuales. El Alcalde de Ibagué se mostraba satisfecho con una inversión de Aerocivil en el aeropuerto de Ibagué por 40 millardos de pesos en tres años, cuando la de Quibdó ha de ser de 140 millardos, en Neiva de 340 millardos y en Cali y Barranquilla se ha de superar el billón de pesos, y mientras en Manizales para un nuevo aeropuerto se van a adicionar otros 500 millardos a los 500 millardos ya invertidos.

Por supuesto que tampoco se debe exagerar y una fórmula para poner los pies en la tierra consiste en contrastar las propuestas con las disponibilidades presupuestales, que en Ibagué no superan los 480 millardos de pesos anuales, en tanto que para el Tolima se acercan a los 650 millardos anuales.

De tal manera que cuando alguien prometa que en los cuatro años va a construir un anillo vial, una circunvalar montada en viaductos y la carrera Trece hay que reclamarle si ha echado una mirada a los presupuestos. Como cuando un burócrata despistado asegura que la solución del servicio de agua para la capital del Tolima consiste en bombear agua de los acuíferos de Doima o controvertir a quien considera que un acueducto complementario es un embeleco o al que piensa que la solución a la movilidad está en instalar un cable aéreo a la Martinica.

Va siendo hora de definir a quien se le ha de otorgar el voto.

REDACCIÓN EDITORIAL

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