Editorial: Preceptos bíblicos

El otro, un niño adscrito que no había vuelto a las prácticas y se descubrió que padecía una grave dolencia, por cuenta de la Fundación va a ser remitido a Bogotá, en compañía de su madre con el apoyo de la Fundación.

Hay ciudadanos que cumplen a rajatabla el precepto bíblico que indica que “la mano izquierda no debe saber lo que hace la derecha” para significar que las personas deben actuar con discreción, sin hacer aspavientos sobre sus ejecutorias, más aún cuando estas están enfocadas al beneficio de sus semejantes.

Un ejemplo de esa loable conducta es el que practica la joven estrella futbolística James Rodríguez y su familia.

De todos es conocido el periplo vital del deportista por medio del cual y gracias al esfuerzo y la dedicación y a la disciplina y apoyo recibidos de su familia, ha llegado a la cima de su profesión en los circuitos más exigentes del mundo, por el que recibe, con justeza, una excepcional remuneración.

Pues bien, ese bienestar económico le ha servido no solo para la comodidad de su familia, sino que además la comparte con una fundación que funciona en diversos lugares del país, pero que en Ibagué, donde se forjó en su infancia y adolescencia, irradia su acción para beneficio de cientos de niños y niñas y sus respectivas familias.

Los jóvenes participantes tienen obligaciones y deben seguir un código de conducta que busca hacerlos mejores ciudadanos. Por supuesto que la entidad le provee a los afiliados los servicios de un entrenador de fútbol, pero además les atiende una psicóloga, una dietista y un médico. Los niños reciben la totalidad del atuendo deportivo, refrigerios en las jornadas y también han dispuesto de instructores de inglés y manejo de computadores en los varios con los que cuenta la Fundación.

El apoyo no se limita a lo enunciado anteriormente, pues en estos días se presentaron dos eventos imprevistos. El primero, un niño se accidentó en su bicicleta yendo a la escuela y se fracturó los dedos de la mano, tan pronto se supo en la Fundación se acercaron a la clínica para auxiliar al lesionado. El otro, un niño adscrito que no había vuelto a las prácticas y se descubrió que padecía una grave dolencia, por cuenta de la Fundación va a ser remitido a Bogotá, en compañía de su madre con el apoyo de la Fundación.

La buena fortuna de uno que se convierte en bienestar y cuidado para muchos. Dentro de extrema discreción.

REDACCIÓN EDITORIAL

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