Editorial: La taza colmada

De parte del Gobierno colombiano se advierte que los hechos recientes han colmado la taza y, como lo dijo la canciller Holguín en el Congreso, ha llegado la hora de desembarazarse de Venezuela en todos los frentes.

Gracias a la paciencia y a los buenos oficios de los cancilleres de Ecuador y Uruguay se logró lo que muchos reclamaban: un encuentro “face to face” (como dice Maduro) entre los presidentes de Colombia y Venezuela.

Los preámbulos no habían sido para nada auspiciosos. De hecho en una reunión previa en Quito, entre las cancilleres de los dos países, hubo de mediar el canciller ecuatoriano cuando las voces se elevaron y los decibeles sobrepasaron los niveles permitidos por la diplomacia. Tal parece que la venezolana ha logrado encontrar la fórmula para desequilibrar a la usualmente sosegada María Ángela, lo que se percibe por la risa burlona de Delcy, que cada día nos recuerda más al inmortal personaje de Garzón, la paisana tolimense Dioselina Tibaná, que contrasta con la severa actitud de la canciller colombiana que ni siquiera la voltea a mirar.

La situación se hacía cada día más tensa con desplazamiento de tropas y armamento a ambos lados de la frontera y cierres cada vez extensos y prolongados del lado venezolano, que solo se mantiene abierta en el estado de Amazonas, vecino de los departamentos de Vichada y Guainía en el lado colombiano.

Maduro amplió el estado de excepción a casi todos los municipios fronterizos y designó como sustitutos de los alcaldes a sendos generales (para eso cuenta con dos mil de ese rango). Sin embargo, las tres exigencias hechas por el Gobierno colombiano se cumplieron mal que bien: los estudiantes pasan la línea divisoria, los maltratos a nacionales colombianos volvieron a lo usual y los camiones se aprestan a ir a traer los menajes de los colombianos que quedaron abandonados en territorio venezolano.

La cita quedó establecida y aceptada para el lunes 21 a las dos de la tarde en Carondelet y actuarán como facilitadores y testigos los presidentes Rafael Correa y Tabaré Vásquez.

Resulta absolutamente impredecible lo que ha de surgir de Quito, dado el extremo al que han llegado los abusos y los insultos de parte de Maduro y su gobierno, que trata de generar un elemento distractor para poder tener argumentos para las elecciones de diciembre. Pero en la irregular relación de los dos países todo puede suceder.

De parte del Gobierno colombiano se advierte que los hechos recientes han colmado la taza y, como lo dijo la canciller Holguín en el Congreso, ha llegado la hora de desembarazarse de Venezuela en todos los frentes desde los combustibles hasta lo relativo en vías de comunicación y puertos. De manera que la inauguración de un nuevo puente construido entre las dos naciones y previsto para octubre será muy lánguido, si acaso ocurre.

REDACCIÓN EDITORIAL

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