Editorial: Cada vez más cerca

Los anuncios de diferentes protagonistas solo muestran que el asunto está en una posición de no retorno y más temprano que tarde habrá acuerdo para abrir formalmente las conversaciones para unas negociaciones enfocadas a terminar la confrontación con los dos principales grupos guerrilleros.

Como se ha venido especulando recientemente el Gobierno y el ELN han venido adelantando conversaciones secretas con miras a formalizar un acuerdo de paz.

La noticia fue revelada por el presidente ecuatoriano Rafael Correa quien aseveró que desde enero de 2014 se han realizado en el vecino país no menos de seis reuniones para acordar los términos de unos diálogos formales similares a los ya avanzados con las Farc.

Las declaraciones de Correa son muy optimistas y sitúan el trámite en un 97 por ciento, al punto de celebrar lo que puede ser el fin de la última confrontación violenta en el hemisferio.

Son múltiples los intentos fracasados para lograr un acuerdo con el segundo grupo insurgente del país y como dice el refranero el pan siempre se ha quemado en la puerta del horno. La causa generalmente ha venido de parte de la intransigencia del ELN por mantener unos reclamos inamovibles.

Las condiciones han cambiado en esta ocasión y el gran avance de las conversaciones con las Farc ha enviado un claro mensaje a la cúpula del ELN en el sentido de que pueden quedar por fuera de los acuerdos y de esta manera todo el aparato militar se volcaría contra sus contingentes y en los territorios en donde el ELN ha tenido presencia por años.

Tan pronto se produjo la declaración de Correa hubo pronunciamientos de las partes. Los voceros del Gobierno condicionaron cualquier avance a la liberación del empresario ocañero Ramón Cabrales (el cuarto de esta familia que ha sido secuestrado por el ELN) de quien hasta la fecha no se tiene noticia pero que todo parece indicar se encuentra en territorios tradicionalmente dominados por el ELN en el Norte de Santander.

El grupo insurgente, a su vez, por boca de Pablo Beltrán reclamó por lo que llamó insistentes ataques de la Fuerza Pública a sus contingentes cuando supuestamente avanzan las conversaciones.

Tal vez olvida el vocero del ELN que quienes han continuado con los secuestros, las extorsiones, los ataques a la población civil y los atentados contra la infraestructura petrolera han sido los miembros del ELN.

Los anuncios de diferentes protagonistas solo muestran que el asunto está en una posición de no retorno y más temprano que tarde habrá acuerdo para abrir formalmente las conversaciones para unas negociaciones enfocadas a terminar la confrontación con los dos principales grupos guerrilleros.

Cada vez la paz parece más cercana y por lo tanto se hace necesario el acompañamiento de la mayoría de los colombianos.

REDACCIÓN EDITORIAL

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