Editorial: La construcción colectiva de la paz

En momentos cruciales como el actual resulta verdaderamente pertinente un programa como Manos para la Paz, y solo puede esperarse que crezca y beneficie a más comunidades y estudiantes.

Con gran beneplácito el Gobierno nacional presentó los resultados de la primera cohorte del programa Manos para la Paz, en el que 300 estudiantes universitarios de los últimos semestres de diversas disciplinas académicas acudieron con el fin de ofrecer sus servicios, su tiempo y sus conocimientos a 150 comunidades.

Con el mismo entusiasmo anunció la prolongación del proyecto con otros 300 voluntarios que son, a su vez, alumnos de las universidades vinculadas al programa.

La actividad consiste en que los alumnos desarrollen un semestre de práctica en diversas comunidades de la geografía colombiana y aporten sus conocimientos y destrezas a administraciones municipales que, generalmente, carecen de la capacidad económica de emplear personal idóneo. A su vez, los alumnos viven una enriquecedora experiencia, ponen a prueba sus conocimientos, muchos viven por primera vez fuera de su hogar y lugar de origen y, ambos, comunidad y alumnos, tienden imperecederos puentes que, de seguro, rendirán muchos más frutos en el futuro.

En momentos cruciales como el actual resulta verdaderamente pertinente un programa como Manos para la Paz, y solo puede esperarse que crezca y beneficie a más comunidades y estudiantes.

Vale la pena resaltar que la Universidad de Ibagué hace varios períodos e inspirada en la Universidad de Manizales, lleva a cabo un programa de similares características en los municipios tolimenses. Los alumnos de último semestre de las diversas carreras tienen que, como requisito de grado, conformar grupos polifuncionales que, en convenio con las alcaldías que así lo aceptan, se establecen un semestre en los municipios para hacer parte de la vida de las comunidades y coordinar saberes con experiencias en la ejecución de proyectos útiles para los municipios. En total están vinculados 40 de los municipios tolimenses y se estudia la expansión a departamentos vecinos. Las alcaldías corren con los costos de alojamiento y manutención y el beneficio colectivo se aprecia día a día.

Son iniciativas como estas las que consiguen recuperar el tejido social alterado y construyen lazos perdurables entre ciudadanos y comunidades en el proyecto de reconciliación y paz.

REDACCIÓN EDITORIAL

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