Editorial: Campeones sin darles nada

Sí, sin duda alguna estos deportistas colombianos son vencedores y cada medalla conseguida tiene un valor aún mucho más grande que la de cualquier otro.

Los colombianos nos hemos llenado de emoción cada vez que uno de nuestros deportistas ha salido a buscar una medalla en los Juegos Olímpicos de Río 2016. Cuando han llegado las medallas, han venido los aplausos, y cuando se han escapado, se ha escuchado el lamento de que pudimos haber ganado o que tal vez estábamos muy lejos de poder ser ganadores.

Pero la verdad es que estar allí, el simple hecho de representar a Colombia en unos juegos olímpicos, ya es motivo suficiente para considerar vencedores a todos estos deportistas, porque la constante de todos es que han llegado a ese lugar por su propio esfuerzo, “a puro pulso”, luchando con la indiferencia de un país para el que el deporte ha estado siempre en el abandono.

La historia que se repite tras nuestros deportistas, en muchos casos, es la de una infancia de carencias económicas, de familias luchadoras o madres cabeza de hogar, que entre la búsqueda diaria de sustento fueron criando deportistas decididos que no se rindieron ante tantos obstáculos.

Además, muchos de estos deportistas han tenido que dedicarse a otras actividades para sobrevivir mientras entrenan, puesto que muy pocos viven solamente de su disciplina deportiva.

Pero tampoco eso los detuvo. Siguieron adelante con su sueño olímpico, de la mano de entrenadores mal pagados, que muchas veces sacaron de sus propios bolsillos para continuar con sus pupilos y otros, una minoría, pudieron migrar a otros países a continuar con su entrenamiento.

Y todos ellos, sin duda, han tenido que enfrentarse a la corrupción que se come los poquísimos recursos públicos destinados al deporte y a dirigentes que están allí por ser aliados políticos del gobernante de turno, pero que ninguna idea ni interés tienen en sacar adelante el deporte. Basta dar una vuelta por cualquier “villa olímpica” del país, para constatar en su deterioro el constante robo de lo destinado al deporte.

Mientras esto ocurre, en otras latitudes, los medallistas olímpicos tienen todo un equipo de profesionales de todas las áreas detrás de sí, cubriendo sus necesidades, quienes además se dedican exclusivamente a ello y se preparan por años para representar a sus países en las justas más importantes del mundo.

Sí, sin duda alguna estos deportistas co-lombianos son vencedores y cada medalla conseguida tiene un valor aún mucho más grande que la de cualquier otro.

Para ellos todo el respeto y reconocimiento. Hace mucho este país está en mora de dar a estos competidores el trato digno que en verdad se merecen y que los directivos del deporte trabajen para sacar adelante a estos talentos, y no solo que aparezcan para tomarse la foto junto a ellos y sus medallas.

EL NUEVO DÍA

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