Editorial: El país de las ternas de uno

No es serio lo que está sucediendo con la conformación de ternas en el país

La semana anterior, la Cámara de Representantes eligió como Defensor del Pueblo a Carlos Andrés Negret, de la terna conformada además por Catherina Keyeck Puyana y Andrés Santamaría, con una votación de 147 votos frente a uno por Keyeck. Santamaría no obtuvo ningún voto.

La elección no tomó a nadie por sorpresa, pues desde que se incluyó el nombre de Negret en la terna, en los círculos políticos ya se sabía que sería quien dirigiría las riendas de la entidad encargada de velar por los derechos humanos en el país.

La elección del defensor es una más de las famosas “ternas de uno” a las que ya se acostumbró el país y que ratifican, una vez más, que los nombres de las cabezas de las entidades más importantes del país son fruto de acuerdos políticos y componendas electorales y no el de las personas más calificadas ni con toda una vida de trayectoria profesional en el ramo.

El nombramiento de Negret en la Defensoría se suma al show al que asistimos los colombianos con la designación de Fiscal General de la Nación, donde incluso el Gobierno nacional abrió una página web para que los ciudadanos del común que consideraran cumplían los requisitos para ser fiscal postularan su nombre, bajo la falsa expectativa de que cualquier colombiano podría ocupar este cargo. Al final fue elegido el nombre de quien se sabía sería fiscal, incluso desde antes de armar el parapeto de esta especie de elección popular de Fiscal.

No es serio lo que está sucediendo con la conformación de ternas en el país. Los ciudadanos merecen que los entes de control estén en cabeza de las personas más capacitadas para ello, y que en verdad exista una deliberación frente a cuál de los tres perfiles presentados para dirigir los entes de control es el más benéfico para el país y para la institución, y no para los intereses de los gobernantes de turno.

Sin duda, como sucedió con Defensor y Fiscal, será también la elección de Procurador General.

Ahora lo mínimo que se pide a quienes están hoy al frente de la Fiscalía y la Defensoría es que desempeñen su trabajo de la mejor manera, pues el reto que viene para estas entidades en una realidad de posconflicto será sin duda determinante para el futuro de este país.

REDACCIÓN EDITORIAL

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