Editorial: Colombia y los Olímpicos

En el año 2000, nuestro desempeño en las Olimpiadas de Sydney fue el primer Oro, en cabeza de María Isabel Urrutia y de allí en adelante, Coldeportes ha cumplido una buena labor, coordinando la práctica en el país. De allá hasta acá son muchas las cosas que han cambiado, empezando con la naturaleza jurídica e institucional de Coldeportes.

El domingo terminaron los Juegos Olímpicos de Río 2016, y Colombia tuvo un magnífico desempeño, con tres medallas de oro, dos de plata y tres de bronce, la mayoría de ellas obtenidas por mujeres, todos demostrando una preparación científica, que exige compromiso y un apoyo incuestionable del gobierno y la empresa privada.

No hay duda de que la competencia deja valiosas lecciones para el deporte colombiano, no solo desde el punto de vista de la preparación en el ciclo olímpico, sino en el papel individual y en el que juegan los dirigentes, cuya función principal es la de garantizar la obtención de medallas con una preparación óptima, y no el esparcimiento turístico que a veces los convierte en más importantes que los atletas en sí.

Es importante que los dineros que sean invertidos en nuestros deportistas, lo sean integralmente en su preparación, y no en diplomacia inútil, y mucho menos en burocracia. Colombia ha ganado 20 medallas en sus participaciones en las Olimpiadas, y en Río se dio un gran salto, al pasar de 1 a 3 preseas doradas, superando todas las expectativas.

¿Cuánto de esto corresponde a la labor individual de nuestros atletas y cuánto a la ayuda del Gobierno? Cada cual debe responder esta pregunte con profundidad porque de la respuesta depende que en las futuras competencias olímpicas se supere este desempeño y nos convirtamos en una potencia deportiva que haga que esa actividad esté indisolublemente ligada a la educación.

Es imprescindible que así como hemos mejorado poco a poco nuestra participación en los Juegos Olímpicos, hasta llegar al nivel conseguido en Río, lo sigamos haciendo de aquí en adelante, de manera que el deporte sea una parte indivisible del desarrollo humano.

No olvidemos que el deporte es paz y los Olímpicos son la mejor manera de fomentar la fraternidad entre pueblos que no tienen nada que ver entre sí en cultura. El Comité Olímpico Colombiano, en cabeza de Andrés Botero, cumplió lo que se había propuesto hace unos 20 años en términos de crecimiento deportivo, pero aún queda mucho por hacer. Le corresponde ahora a Clara Luz Roldán como nueva directora, que el proceso no se detenga.

En el año 2000, nuestro desempeño en las Olimpiadas de Sydney fue el primer Oro, en cabeza de María Isabel Urrutia y de allí en adelante, Coldeportes ha cumplido una buena labor, coordinando la práctica en el país. De allá hasta acá son muchas las cosas que han cambiado, empezando con la naturaleza jurídica e institucional de Coldeportes.

Es necesario trabajar ahora en el deporte colegial y en el de las universidades, para que, al igual que en otros países, esté integrado a la educación y dé así sus mejores frutos.

REDACCIÓN EDITORIAL

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