Una mirada al Deportes Tolima

Mientras el Tolima siga con la firme intención de contratar jugadores en los que ve un potencial incierto para luego venderlos, difícilmente los ibaguereños podrán tener un equipo que se destaque y de ganas de acompañarlo. Puede venir el mismo Guardiola, pero si no hay jugadores que rindan en un equipo, será casi imposible ganar algo.

Decía Juan Carlos de la Cuesta, presidente de Atlético Nacional, que la clave del éxito al menos en el fútbol, es tener un proyecto deportivo en donde el equipo sea el motor de todo. Una buena nómina de jugadores, pero también una serie de estrategias de mercadeo, publicidad, y relaciones públicas, que deben acompañar la labor de un club y hacerlo atractivo.

Hoy el Deportes Tolima, según la mayoría, no cuenta ni con lo uno, ni con lo otro, y aunque difícilmente puede compararse en historia y presupuesto con Atlético Nacional, bien pudiera seguir su ejemplo, o el de otros clubes como Millonarios y Santa Fe, los cuales gracias a la inversión de buenos jugadores, pero también a distintas estrategias de mercadeo, como la carnetización de hinchas, los abonos, entre otras cosas, han podido ubicarse en los primeros lugares, y resurgir entre las cenizas, como es el caso del equipo rojo de Cali, el cual gracias a una nueva administración y con una gran visión empresarial, pudieron volver de la B. Detrás de unos buenos jugadores, vienen los espectadores y vienen más patrocinadores, independiente de la victoria o la derrota.

En la memoria y el corazón de los hinchas tolimenses, quedaron las buenas actuaciones del Champeta Velásquez, Yulián Anchico, Gerardo Vallejo, los hermanos Chará, Cristian Marrugo, entre otros, y para no ir más lejos en el tiempo, habría que recordar con nostalgia los dribles de Wilmar Barrios y Andrés Ibargüen. Todos ellos ausentes porque han sido grandes jugadores y le han generado mayor rentabilidad al equipo siendo transferidos a otros clubes, que retenidos en un equipo pijao competitivo.

Mientras el Tolima siga con la firme intención de contratar jugadores en los que ve un potencial incierto para luego venderlos, difícilmente los ibaguereños podrán tener un equipo que se destaque y dé ganas de acompañarlo. Puede venir el mismo Guardiola, pero si no hay jugadores que rindan en un equipo, será casi imposible ganar algo.

Además de lo fundamental que resulta tener una buena nómina, no se puede dejar de lado la forma de hacerlo atractivo para patrocinadores e hinchas. Actualmente la prensa nacional tiene sus ojos puestos en el Deportes Tolima, a causa de las malas relaciones y las denuncias de maltrato con algunos de los periodistas de la ciudad, a excepción de unos pocos, que, ante los ojos de Camargo, parecieran ser los dueños de la verdad y de los balones del Murillo Toro. Aquello, sumado a un adocenado trabajo de su jefe de prensa, que ha torpedeado la labor periodística y deteriorado las relaciones con sus colegas.

Aunque el Deportes Tolima sea una empresa privada, autónoma en sus decisiones y su forma de actuar, que no se olvide que el equipo actúa en el estadio de esta capital, la mayoría de sus hinchas están en Ibagué, y por llevar el nombre del departamento, se deben moralmente a la gente de esta tierra, que, aunque en la mayoría de veces ingrata en las tribunas, merece un equipo de altura y no una nómina de poca garra y poco corazón, como la que vemos ahora.

REDACCIÓN EDITORIAL

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