Repunta la inseguridad en Ibagué

La inseguridad en Ibagué vuelve, aunque probablemente nunca se ha ido, y sea esta la oportunidad de hacer un nuevo llamado de atención a la comandancia de la Policía Metropolitana ibaguereña, y a la misma Alcaldía.

Una oleada de atracos y robos volvió a ser noticia esta semana en Ibagué. La llegada de Hugo Ernesto Zárrate a la Secretaría de Gobierno del Municipio estuvo marcada por la inseguridad que sigue instalándose en nuestra capital, y que le dio un irónico saludo de bienvenida al nuevo funcionario.

Un robo a mano armada a un vehículo en la calle 42, un ‘excitante’ atraco en uno de los moteles de la carrera Segunda, y un asalto a dos reconocidos establecimientos comerciales en un solo día, de nuevo encienden las alarmas en una ciudad que de a poco se ha convertido en el lugar preferido de las bandas delincuenciales, algunas foráneas, y otras propias, que ubican fronteras invisibles en tradicionales barrios ibaguereños, tal como ocurre en el popular Manrique de Medellín.

Solo una semana completó Zárrate al frente de la cartera encargada de la seguridad y la convivencia, y desde mucho antes el reto es inmenso. La ausencia de una estrategia clara y contundente que frene la inseguridad en Ibagué ha sido una tarea pendiente de la Administración, pero también de la Policía. Es inconcebible que en la Ciudad Musical haya sitios de difícil acceso para la fuerza pública, por no decir que vedados, tal y como ocurre en los barrios El Bosque, Matallana y San José, conocido como el ‘bronx ibaguereño’ y donde rara vez se ve un Policía, pues allí impera la ley de quien controle el microtráfico y los robos e imponga la ley del miedo.

Tal vez ya vaya siendo hora de que, además de imponer la prohibición de parrillero, la cual ha resultado medianamente efectiva, aunque injusta con los motoclistas de bien; las autoridades municipales pongan en marcha otro tipo de mecanismos y acciones estratégicas con el fin de reducir no solo los robos y atracos cinematográficos, sino también esos otros tantos que ocurren en esquinas, calles y buses de servicio público y que no son registrados en medios porque muchas veces, ante la ausencia de denuncias, ni cuenta nos damos.

La inseguridad en Ibagué vuelve, aunque probablemente nunca se ha ido, y sea esta la oportunidad de hacer un nuevo llamado de atención a la comandancia de la Policía Metropolitana ibaguereña, así como a la misma Alcaldía.

REDACCIÓN EDITORIAL

Comentarios