Semana difícil

Semana para el olvido, pero también para el recuerdo constante, pues aquellas manifestaciones y cese de actividades, están estrechamente ligadas a políticas nacionales, y a acuerdos incumplidos desde tiempo atrás, que hoy parecen estar cobrando con intereses, la desidia y la falta de palabra de los dirigentes.

Una semana bastante movida terminó siendo la transcurrida inmediatamente anterior, a causa de varios sucesos presentados en el departamento del Tolima y que tiene en alerta a autoridades municipales y regionales.

El primer motivo de preocupación, al igual que en todo el país, ha sido la inclemencia del invierno, el cual tiene en emergencia a la gran mayoría de municipios del departamento, pero, principalmente a Anzoátegui, Rioblanco, Santa Isabel y Roncesvalles, en donde las lluvias han arrasado con viviendas y cultivos.

Por ejemplo, en este último, los transportadores han tenido que derramar unos 3 mil litros de leche dañada, ya que, a causa de derrumbes y deslizamientos en las vías, no han podido transitar y llegar a sus lugares de destino.

Además de las dificultades del invierno, naturales e imprevistas, se han presentado otro tipo de eventualidades, y especialmente paros convocados desde distintos sindicatos a nivel nacional y que aún hoy, tienen lugar e impacto en el departamento.

Curiosamente, el día de ayer, fecha en la que se celebraba el día del maestro, los docentes en lugar de festejar su labor, han estado reunidos, discutiendo y peleando por una nivelación salarial y algunas bonifaciones por tiempo de servicio. Para nadie es un secreto, que la labor del docente en Colombia, es una de las más mal remuneradas, siendo la educación uno de los pilares fundamentales de la sociedad, y un maestro un líder de transformación social.

Al paro del Magisterio, el cual se prolongará al menos por unos días más, se le suma, el de las madres comunitarias del Icbf, y el de los funcionarios de la oficina del Ministerio de Trabajo y el Inpec, quienes ya llevan un buen tiempo denunciando el hacinamiento carcelario, y las pésimas condiciones para trabajar en la cárcel de Picaleña. Aquello sumado a la ausencia de más funcionarios que puedan suplir las necesidades, ya que el personal que hoy trabaja allí es insuficiente.

Semana para el olvido, pero también para el recuerdo constante, pues aquellas manifestaciones y cese de actividades, están estrechamente ligadas a políticas nacionales, y a acuerdos incumplidos desde tiempo atrás, que hoy parecen estar cobrando con intereses, la desidia y la falta de palabra de los dirigentes.

Por ahora, y aunque no debería haber necesidad de recordarlo, al menos en lo que tiene que ver con el invierno, la responsabilidad quedó establecida en la Ley 1523 de gestión del riesgo, y en donde además del acompañamiento de los gobiernos departamentales, le corresponde a cada administración municipal alertar y tomar distintas medidas de prevención frente a ello. ¿Lo estarán haciendo?

REDACCIÓN EDITORIAL

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