Sin aumento en el recargo nocturno

Finalmente, habría que ir más allá de la lógica del trabajador corriente, y pensar en que, en efecto, la reforma sí hubiera impactado de manera negativa a las empresas, que, con la reforma tributaria, y el desplome del consumo, se hubieran visto aún mucho más afectados.

Una de las críticas que aún se hacen al gobierno del expresidente Álvaro Uribe es la modificación de la ley con que establecía la jornada laboral en Colombia. Famosas fueron sus palabras, cuando en medio de un discurso afirmó que al país lo estaba “matando la pereza” y que era necesario recortar la jornada de sueño, así como las vacaciones y los festivos, y modificar la jornada para supuestamente generar mayores cifras de empleabilidad.

Trabajar, trabajar y trabajar, siempre fue su lema y aquello fue su argumento para la reforma laboral hecha y que aumentó la jornada de trabajo considerada diurna, desde las 6 de la mañana hasta las 10 de la noche, aquello con el propósito de reducir el pago del recargo nocturno.

No obstante, y aunque en su momento la reforma causó malestar, sobre todo en los trabajadores, el país terminó por acostumbrarse a ello, hasta 2014 cuando el presidente Juan Manuel Santos, quizá en su afán por repetir mandato, prometió en el marco de su segunda campaña presidencial volver a reformar la ley, y reestablecer la jornada diurna a como estaba antes de que el gobierno Uribe la modificara en 2002: de 6 a.m. a 8 p.m.

Hoy la intención se quedó en promesa de campaña, pues el Gobierno decidió echarse para atrás, según el ministro Mauricio Cárdenas, por el mal momento económico que vive el país. Aunque tal argumento sea actualmente difícil de controvertir, teniendo en cuenta la grave crisis financiera por la que atraviesa Colombia, sí queda el sinsabor en la clase obrera, que se siente engañada y utilizada por Santos, pero también por la hoy exministra de trabajo Clara López, quien luego de velar por ese proyecto, y otros tantos a favor de los trabajadores, dejó botada la cartera, para asumir una vez más su campaña a la Presidencia.

Otra opinión tienen los gremios económicos y los empresarios, que se mostraron satisfechos con lo ocurrido, ya que, según su postura, hacer una contrarreforma en este momento sería afectar negativamente a las empresas y reducir las opciones de empleo formal, además de la pérdida del empleo de unos 70 mil colombianos. De haberse aprobado la nueva reforma, según los cálculos del empresariado, el recargo nocturno les costaría unos 600 mil millones de pesos anuales.

Finalmente, habría que ir más allá de la lógica del trabajador corriente, y pensar en que, en efecto, la reforma sí hubiera impactado de forma negativa a las empresas, que, con la reforma tributaria, y el desplome del consumo, se hubieran visto aún mucho más afectados.

REDACCIÓN EDITORIAL

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